Desgloses de los bancos en relación con los efectos del clima

Los bancos están inmersos en una travesía. Aquellos que presentan sus desgloses de información relacionados con el clima para cumplir con las recientes normas, de mayor detalle y más estrictas, están avanzando a toda máquina, dejando atrás a las entidades que operan en jurisdicciones con un enfoque menos centrado en la regulación en materia de clima. A medida que se acercan los requerimientos de desglose de información sobre sostenibilidad, los bancos deberán afrontar diversas tareas pendientes. 

Con la publicación prevista de las dos primeras Normas de Información sobre Sostenibilidad NIIF en junio de 2023, junto con el desarrollo de normas en jurisdicciones específicas como la Unión Europea y Estados Unidos, los informes de sostenibilidad que incluyen desgloses relacionados con el clima escalan puestos en la agenda de prioridades de empresas y entidades financieras.

En este contexto marcado por importantes novedades regulatorias a la vista, resulta oportuno el análisis de los desgloses relacionados con el clima presentados por 35 grandes bancos internacionales en el marco de sus informes anuales de 2022. Algunas de estas entidades publicaron otros informes independientes en 2022 que incluyeron desgloses relacionados con el clima «al mismo tiempo»1 que su informe anual.

Del análisis de estos informes anuales más recientes de estos bancos se ponen de manifiesto tres conclusiones destacadas:

  • La ubicación y el momento de los desgloses relacionados con el clima dificultan la comprensión de la situación general, por lo que sigue siendo clave mejorar la conexión de los estados financieros con la información de los desgloses relacionados con la sostenibilidad.
  • El reto sobre los datos, incluyendo su disponibilidad, fiabilidad y desfases temporales, está afectando al ámbito y alcance del análisis de escenarios y los desgloses sobre métricas y objetivos.
  • El riesgo crediticio sigue situado en el epicentro de atención: numerosos bancos informan sobre la integración de factores relacionados con el clima en sus procesos de admisión y control del riesgo crediticio.

Entonces, ¿cómo se están presentando los desgloses relacionados con el clima en el marco de los informes anuales de 2022?

Ubicación, momento y conexión

Por ahora, se percibe que la ubicación y el momento de los desgloses relacionados con el clima entorpecen la comprensión del panorama general ya que a menudo se reflejan en múltiples documentos, en diferentes apartados de informes, y se publican en fechas diferentes.

Además, los bancos suelen incluir en sus informes anuales desgloses separados para cada pilar del TCFD2. Sin embargo, no está tan claro cómo interactúan los cuatro pilares, por lo que existe margen para mejorar la conexión entre ellos.

También se observan aspectos positivos. Algunas entidades de Europa y Australia publicaron sus desgloses relacionados con el clima de forma más extensa y al mismo tiempo que sus estados financieros; y lo hicieron bien en la sección inicial de su informe anual, bien en otro informe separado (con referencias cruzadas). En algunos casos facilitaron tablas de conciliación en el informe anual, con referencias cruzadas, en o entre documentos, para ayudar a los usuarios a comprender los desgloses, lo que será un requisito de las normas que se van a aprobar en breve.

Más menciones al clima en los estados financieros

El término «clima» también está apareciendo con más frecuencia en los estados financieros, aunque los desgloses son limitados. Muchos de los bancos que mencionan el clima lo enmarcan en el contexto de la información de impactos relacionados con el clima en sus estados financieros. En la mayoría de los casos, estos bancos señalan que el impacto cuantitativo en los estados financieros no se considera material en ese momento o a corto y medio plazo.

El riesgo de crédito es el aspecto más habitual en los estados financieros en el que los bancos mencionan impactos relacionados con el clima. Algunos bancos detallan cómo se gestionan dichos riesgos, y si se reflejan en su medición de las pérdidas crediticias esperadas (ECL, por sus siglas en inglés). Cabe destacar que, en los informes anuales de 2022, solo unas pocas entidades reflejan ajustes en sus ECL por aplicación de juicio debido a condiciones climáticas extremas o normativa específica del país.

La calidad y el detalle de los desgloses relacionados con la sostenibilidad no incluidos en los estados financieros deberían mejorar tras la aprobación de las nuevas normas de presentación de información, potenciando así la capacidad de las empresas para llevar a cabo conexiones de información e identificar impactos relacionados con el clima en los estados financieros.

A esto ayudarán los nuevos requisitos de información sobre sostenibilidad, que requerirán más rigor sobre la ubicación y el momento de los desgloses relacionados con el clima. Asimismo, el énfasis en la conexión entre desgloses vinculados con el clima dentro y fuera de los estados financieros pasará a ser más relevante. Por ejemplo, el IASB ha iniciado recientemente su proyecto sobre riesgos relacionados con el clima en los estados financieros, y el EFRAG (European Financial Reporting Advisory Group), que asesora a la Comisión Europea, se embarcará en un proyecto de investigación sobre la conexión entre los informes financieros y de sostenibilidad.

Calidad de los datos

Sin duda, como hemos comentado, el desafío sobre los datos está afectando al ámbito y el alcance del análisis de escenarios vinculados con el clima que realizan los bancos y los desgloses facilitados sobre métricas y objetivos. Y algunas entidades abordan esta cuestión explicando el uso que hacen de las estimaciones. 

También hay bancos que detallan en sus informes financieros de 2022 que se precisan datos más granulares sobre los aspectos climáticos para generar un análisis de escenarios más útil; por ejemplo, datos a nivel de empresa o cliente, en lugar de a nivel de cartera o sector.

En este sentido, las emisiones financiadas (mediante préstamos e inversiones) y las emisiones facilitadas por los bancos (aquellas que se corresponden con actividades fuera de balance como titulizaciones, asesoramiento o underwriting) también se ven afectadas por este reto que presentan los datos. Por lo general, se basan en datos de emisiones aportados por clientes, que no se encuentran fácilmente disponibles en tiempo real, o lo están solo para clientes específicos de determinados sectores de una cartera de préstamos del banco.

Con una visión a medio plazo, los bancos deberán abordar el reto de mejorar sus metodologías de recopilación o estimación de datos (y los correspondientes sistemas, procesos y controles) de modo que puedan presentar esta información al mismo tiempo y para el mismo periodo que los estados financieros.

También el informe pone de manifiesto que algunos bancos presentan desgloses cuantitativos sobre emisiones financiadas y facilitadas que posteriormente se detallan en relación con un apartado (o subapartado) de sus carteras de préstamos. Esto significa que, por lo general, no resulta sencillo entender qué proporción de las operaciones totales de los bancos son tenidas en cuenta —es decir, si un banco está en la senda correcta para alcanzar sus objetivos de cero emisiones netas en 2050— o realizar comparaciones entre entidades.

Asimismo, en muchos casos resulta complejo comprender cómo se calculan las métricas de emisiones financiadas y facilitadas en términos absolutos o en función de su intensidad (si se cuantifican). De acuerdo con los requisitos que se van a introducir, los bancos necesitarán realizar desgloses sobre la totalidad de su cartera. Para ello, deberán aplicar más extensamente las conclusiones obtenidas en segmentos específicos de su cartera y ampliar los sistemas, procesos y controles relacionados que hayan desarrollado.

También se observa que algunos bancos utilizan factores ESG o relacionados con el clima para establecer las remuneraciones variables. Sin embargo, a menudo aún no se incluyen las emisiones financiadas y facilitadas en las métricas y objetivos específicos relacionados con el clima o de sostenibilidad empleados para determinar estas remuneraciones.

El riesgo de crédito sigue siendo prioritario

Al igual que en los informes de 2021, muchos bancos clasifican los riesgos relacionados con el clima como uno de los riesgos principales, con impacto tanto financiero como no financiero. El riesgo de crédito sigue siendo prioritario considerándose el área más afectada por los riesgos relacionados con el clima, seguido de los riesgos operativos y reputacionales. Cabe destacar que, en 2022, un número mayor de bancos identifica el riesgo de litigio o de responsabilidad como un aspecto afectado por los riesgos relacionados con el clima, en ocasiones mencionado conjuntamente con el denominado greenwashing.

Numerosos bancos incluyen desgloses relativos a la integración de factores relacionados con el clima en sus procesos de supervisión y admisión del riesgo de crédito. No obstante, no resulta tan claro cuál será el impacto cuantitativo en las pérdidas crediticias esperadas futuras.

El clima en los informes de auditoría

Obviamente toda esta ampliación de información incide en el trabajo de los auditores. De hecho, el clima se hace constar de forma más visible en los informes de auditoría de algunos bancos; una tendencia que se observa de forma más acentuada en Europa y Australia.

El 23% de los informes de auditoría de los bancos objeto de análisis abordan el clima en 2022. Cuando el clima se menciona en el informe de auditoría, lo que se incluye generalmente es la participación de especialistas en riesgos relacionados con el clima, el impacto sobre la consideración como empresa en funcionamiento y la evaluación de los desgloses relacionados con el clima en los estados financieros.  Según las propuestas de informes de sostenibilidad del ISSB, la información se puede incluir fuera del informe anual a través de referencias cruzadas con otros documentos cuando estos se publiquen al mismo tiempo que los estados financieros.