Toni Ruiz, CEO de Mango: “La sostenibilidad en la industria de la moda es un reto mayúsculo, pero también una oportunidad para avanzar hacia nuevos modelos de negocio”

El sector del Retail le ha visto crecer y Mango ha sido su casa desde 2015. Una casa de la que fue nombrado consejero delegado hace tres años y donde tuvo claro desde el primer día que había que apostar por el canal online, pero también que las tiendas físicas serían siempre lugar de encuentro y referencia para sus clientes. Toni Ruiz concibe la empresa como un proyecto global, con vocación sostenible, donde se debe trabajar por un modelo de negocio circular y respetuoso con el medio ambiente y con las personas. Un modelo de negocio en el que cree y en el que llevan tiempo trabajando.

PREGUNTA. El peso del comercio online no deja de aumentar año tras año, especialmente, tras la pandemia: según un reciente informe de la CNMC, este superó en España los 18.900 millones de euros en el tercer trimestre de 2022, un 28,8% más que el año anterior. ¿En qué medida la omnicanalidad está transformando el negocio de la industria textil (logística, tiendas físicas, experiencia de usuario) y hacia dónde vamos? ¿Hacia un equilibrio entre los canales o prevéis el predominio de alguno de ellos?

RESPUESTA. Está claro que el mundo online está ganando mucho peso en nuestra sociedad y que la pandemia no hizo más que acelerar una tendencia que ya se venía cociendo durante los últimos años. Sin embargo, y aunque estamos viendo cómo el sector está replegando en gran parte su presencia física, en Mango nos parece especialmente importante seguir fomentando el físico como un punto privilegiado de encuentro con nuestros clientes, donde explicar nuestra propuesta de valor.

Y es precisamente así como lo estamos haciendo en la compañía. Nuestra apuesta por el online es contundente: este año hemos superado los 110 mercados con presencia digital y, de hecho, en 2022 las ventas digitales representaban el 36% del total del negocio de la compañía, una cifra muy por encima de la media del sector. Pero, por otro lado, también estamos realizando una gran apuesta a nivel de tiendas físicas, que nos ha llevado a liderar las aperturas en textil en el mundo, con 417 tiendas más desde 2018.

En este sentido, creemos que el camino a seguir por parte de la industria textil debe estar marcado por ofrecer la mejor experiencia tanto en el mundo físico como en el digital, maximizando las sinergias y las capacidades y oportunidades en ambos entornos.

P. Este impulso tecnológico que experimenta el sector y que lo ha catapultado como uno de los que más rápidamente avanza y se adapta a las nuevas tendencias de consumo lleva aparejado un cambio interno: la necesidad de incorporar a profesionales cualificados y con habilidades tecnológicas y/o impulsar la formación internamente. ¿Cómo se está adaptando el sector a estos avances? ¿encuentra dificultades para incorporar el talento que necesita?

R. La atracción y fidelización del talento es uno de los mayores retos de la industria de la moda en la actualidad. Este desafío se agudiza en perfiles como, por ejemplo, los tecnológicos. Su alta especialización hace que sean muy valorados y las empresas debemos competir para seducir al mejor talento. Igualmente, estamos detectando dificultades en la captación de otros profesionales como, por ejemplo, los vinculados al producto, como los diseñadores, o bien los equipos de tienda. Aunque todos los sectores estamos inmersos en la carrera por el talento, lo cierto es que la industria de la moda tiene la ventaja de contar con un poder de atracción y una notoriedad apreciada por las personas.

A día de hoy, el talento ya no solo busca un puesto de trabajo, busca algo más, que su trabajo le aporte valor personal y sentido de propósito. En Mango nos apasiona lo que hacemos y soñamos con inspirar al mundo a través de nuestra creatividad, proactividad e impacto positivo. Somos una empresa comprometida donde las personas pueden crecer y desarrollarse profesionalmente para dar su mejor versión.

P. Al igual que la industria textil está inmersa en una transformación digital continua, también lo está en la transformación sostenible. Sobre todo, por la necesidad de dar respuesta a una mayor demanda de reguladores, inversores, clientes y usuarios en torno a cuál es el impacto de su actividad en la sociedad y en el mundo. Con un modelo de producción duramente criticado en varias ocasiones precisamente por este aspecto, ¿qué medidas está tomando el sector y cómo avanza hacia la generación de un impacto positivo en el entorno?

R. En Mango entendemos la sostenibilidad como un camino que la industria de la moda debe recorrer para conseguir un mundo más justo. Pero este no es un camino que debamos hacer individualmente, sino que requiere de la colaboración de múltiples agentes, desde compañías, reguladores, asociaciones y hasta el propio consumidor. Alianzas como la de la Asociación para la Gestión del Residuo Textil para la gestión de los residuos textiles en España, de la cual formamos parte, suponen pasos decisivos en este sentido.

Históricamente, la industria de la moda ha sido un sector liberalizado. Las grandes regulaciones que estamos empezando a ver, sobre todo en la Unión Europea y Estados Unidos, están impulsando sinergias que sin duda supondrán un período de adaptación y nos permitirán avanzar de manera notable en la senda hacia la sostenibilidad. Tenemos un reto mayúsculo por delante, pero también una oportunidad increíble para marcar un nuevo rumbo de la industria que nos conduzca a una transición hacia modelos de negocio y una sociedad más sostenible y con menor impacto ambiental.

En este camino hacia la sostenibilidad, en 2022, lanzamos una nueva estrategia con horizonte 2030, denominada Sustainable Vision 2030, con el propósito de reducir el impacto ambiental y social de la compañía. Nuestra nueva hoja de ruta está formada por tres grandes líneas de actuación: Committed to Product (comprometidos con el producto), Committed to Planet (comprometidos con el planeta) y Committed to People (comprometidos con las personas), cada una de las cuales fijan metas específicas y proyectos concretos para su consecución.

Con la nueva estrategia, en Mango centramos nuestros esfuerzos en avanzar hacia una colección más sostenible priorizando materiales de menor impacto ambiental e incorporando criterios de diseño circular, con el objetivo de que en 2030 estos predominen en el diseño de nuestros productos y el 100% de nuestras fibras sean de origen sostenible o recicladas. Para lograrlo, tenemos el objetivo intermedio que en 2025 el 100% del algodón empleado sea de origen sostenible, el 100% del poliéster utilizado sea reciclado y que el 100% de las fibras celulósicas sea de origen controlado y trazable. Desde el punto de vista de diseño, aumentaremos en los próximos años el diseño de productos con criterios de circularidad, ya sea generando prendas que sean más fácilmente reciclables, apostando por la durabilidad o utilizando patrones que den lugar a un menor volumen de residuos.

P. Para superar los momentos más complejos, pero también para marcar el rumbo en base al cual tomar las decisiones, hace falta contar con un propósito sólido, con el que todos los que forman parte de la organización estén fielmente comprometidos ¿Cómo se consigue afianzar este propósito en una compañía con presencia en múltiples países?

R. Es evidente que, siendo una de las compañías españolas más internacionales, –estamos presentes en más de 115 mercados de todo el mundo-, uno de nuestros mayores retos es lograr transmitir nuestra cultura corporativa a todas y cada una de las personas que trabajan en Mango.

Los empleados de Mango son los mejores embajadores de nuestra marca. Estoy convencido de que nuestro propósito aporta un valor diferencial a nuestro equipo, pero también a nuestros clientes, por lo que ponemos todo nuestro empeño en que no se quede en un papel, en materializarlo para que nuestro talento pueda sentirlo, vivirlo y así transmitirlo a los consumidores y a los diferentes stakeholders. También es fundamental contar con políticas globales que tengan en cuenta todas las posiciones, desde el personal de oficina, logística o tienda, por ejemplo; y tener en cuenta también la esencia e idiosincrasia de cada uno de los países.

P. Los objetivos a alcanzar en el futuro parecen claros y son globales: una economía más competitiva, sostenible, innovadora y basada en el talento. Y, aunque la incertidumbre y el entorno cambiante añadan dificultad a su consecución, se debe mantener fija la mirada en ellos. En este sentido, ¿cómo está contribuyendo el sector textil a lograr esta economía y sociedad? ¿Ayuda el ser una compañía internacionalizada a tener una visión más global y certera de cuál debe ser el rumbo a seguir?

R. Si bien la incertidumbre y volatilidad son inherentes a nuestra economía, la perspectiva global puede ayudarnos a ampliar nuestras miras para seguir contribuyendo a estos buenos resultados y detectar tendencias, como hemos conseguido hacer durante toda la historia de Mango. De hecho, desde sus inicios, nuestra compañía se ha caracterizado por tener una visión internacional y el aprovechamiento de oportunidades en todo el mundo.

Este músculo internacional proporciona una visión privilegiada y global de los retos y oportunidades y nos permite anticiparnos. Así, desde Mango ahora conseguimos contribuir al desarrollo de la sociedad de más de 115 países de todo el mundo. Nuestra mirada y horizonte es seguir siendo una compañía global no solo para poder trasladar con éxito nuestra propuesta de valor única y diferencial a todas las clientas y clientes alrededor del globo, sino también para impactar positivamente en todos los países en los cuales estamos presentes.