Ana Paula Marques, CEO de EDP España: “Vivimos una transición energética imparable que es necesario acelerar con el foco en la tecnología y la sostenibilidad”

Ana Paula Marques tiene claro que el futuro pasa por una apuesta decidida por la sostenibilidad, la tecnología y la innovación. También que para alcanzar los objetivos de un país descarbonizado y digitalizado la formación y la capacitación de las personas han de ocupar un papel central. Para ello, la directiva pone énfasis en la relevancia de la colaboración entre instituciones, empresas y mundo educativo.

Pregunta. El tejido empresarial está abordando una importante transformación en términos de tecnología y sostenibilidad, y uno de los mayores desafíos se está produciendo en el ámbito del talento. En tu opinión, ¿qué aspectos es necesario impulsar desde el ámbito educativo para garantizar el conocimiento de los profesionales en cuestiones relevantes para el futuro como son la sostenibilidad y la tecnología?

Respuesta. Como sociedad estamos viviendo un momento de grandes cambios, sin precedentes, que requiere, más allá de una adaptación, una anticipación. Esto lo estamos viviendo en nuestro sector, con una transición energética imparable y que es necesario acelerar. Y aquí entran en juego la tecnología y la sostenibilidad. La primera, centrada en la digitalización, porque es la que nos va a permitir avanzar con éxito en esa aceleración de la transición y anticipar los cambios. Y, la segunda, porque ya no sólo las empresas, sino toda la sociedad debe ser sostenible. Y todo ello debe integrarse y actualizarse de forma continua y con garantías en el currículo de todas las enseñanzas.

También es necesario que se fomente la interconexión con el mundo empresarial y la colaboración entre universidades y empresas para que los estudiantes puedan conocer de primera mano las necesidades, problemas y oportunidades a los que se enfrentan las empresas en materia de sostenibilidad y tecnología.

En definitiva, el ámbito educativo tiene un papel fundamental en la formación de profesionales capaces de afrontar los desafíos que plantean la sostenibilidad y la tecnología en el mundo empresarial actual. Desde EDP consideramos que la formación en valores relacionados con la sostenibilidad, la tecnología aplicada a la sostenibilidad y la conexión con el mundo empresarial son aspectos clave para garantizar el éxito en el futuro. Y esto puede conseguirse, por ejemplo, incorporando nuevos contenidos a los planes de estudios e integrando una visión más práctica y real en los mismos, con una mayor presencia y colaboración de las empresas con las instituciones educativas, y con foros de discusión que potencien esta cooperación en favor de la formación de los futuros profesionales.

P. La innovación y la digitalización están siendo fundamentales en el sector energético, especialmente para el desarrollo de renovables y las redes de transporte y distribución. En tu experiencia, ¿qué tecnologías están marcando un punto de inflexión y qué medidas ayudan a la hora de agilizar su adopción dentro de la organización?

R. Sin innovación y digitalización no hay transición energética, ni tampoco el desarrollo de las renovables y la flexibilidad del sistema eléctrico.

Las tecnologías de “Transición Digital” como Cloud, Big Data & Analytics, Inteligencia Artificial, IoT, AR/VR y Blockchain son fundamentales para el sector, tanto como habilitadoras como aceleradoras de la transición. Nos permiten hacer frente a la creciente complejidad y a los requisitos financieros, lo que garantiza una mayor eficiencia, y también potencian el protagonismo de los consumidores, que pasan a tener un papel más activo.

Por otro lado, la innovación es también clave para ayudar a dar forma al futuro del sector energético. Según un estudio de la Agencia Internacional de Energía, el 35% de las reducciones de CO2 para 2070 provendrán de tecnologías que todavía se encuentran en la fase de prototipo o demostración. En EDP trabajamos en 7 dominios de innovación en nuestros cinco hubs geográficos (España, Brasil, Estados Unidos, Singapur y Portugal): almacenamiento de energía y flexibilidad; redes inteligentes; descarbonización; hidrógeno verde; movilidad; energía distribuida y energías renovables. En nuestra búsqueda por ofrecer soluciones innovadoras, utilizamos tres canales distintos: incubación interna, ecosistema abierto y corporate venture capital.

En EDP, nuestro compromiso para los próximos años está claro: liderar la transición energética para crear un valor superior, donde lo digital y la innovación jueguen un papel estratégico. Para ello, tenemos previsto destinar 2.000 millones de euros a lo digital y 1.000 millones de euros a la innovación hasta 2026.

En cuanto a las medidas que ayudan a acelerar la adopción de lo digital y la innovación dentro de nuestra organización, es esencial invertir en investigación y desarrollo, así como en la formación y capacitación de nuestros empleados. Además, es importante fomentar la colaboración con otras empresas y entidades para identificar las mejores prácticas del mercado y estándares de implementación.

EDP ha demostrado un fuerte compromiso con la promoción de la innovación a través de sus programas de innovación abierta, Free Electrons y Energy Starter. Estas iniciativas han sido fundamentales para identificar y fomentar la adopción de tecnologías disruptivas en el sector energético. Free Electrons, en particular, ha sido una plataforma de colaboración internacional que ha permitido a EDP y otras empresas líderes en energía trabajar junto a startups prometedoras para desarrollar soluciones innovadoras. A lo largo de los años, este programa generó 84 pilotos técnicos con una inversión total de 2 millones de euros, y más de 30 millones de euros destinados a la implementación a gran escala de estas soluciones. Además de esto, el fondo de capital de riesgo de EDP (EDP Ventures) invirtió 20 millones de euros en startups y scaleups que están liderando esfuerzos de transición energética.

Además, EDP ha desempeñado un papel clave al colaborar con corporaciones y la academia a través de co-creación, lo que ha permitido el intercambio de conocimientos y la generación de ideas novedosas para abordar los desafíos del sector. Estas asociaciones son vitales para acelerar el proceso de innovación y llevar a cabo proyectos conjuntos que han impulsado el desarrollo de tecnologías emergentes.

Gracias a estas iniciativas se ha fortalecido aún más el liderazgo de EDP en la transición energética y se ha posicionado a la compañía como un referente en la adopción de soluciones digitales y renovables en el mercado energético.

P. El propósito permite tener una mirada de largo compartida por todos los empleados, un compromiso que evita centrar las decisiones en el corto plazo. ¿Cómo te ha ayudado el propósito en los momentos más complejos y cómo se consigue que permee en una organización diversa, con presencia en múltiples países?

R. La estrategia actual de EDP establece ambiciosos compromisos para 2025 y 2030, que le permitirán convertirse en una organización preparada para el futuro, centrada en ofrecer un futuro mejor a las actuales y próximas generaciones.

A través de un propósito común, queremos promover una cultura única, traducir lo que somos y lo que hacemos y garantizar que todos nuestros procesos estén alineados de acuerdo con esta visión, contribuyendo a una experiencia más clara, atractiva y motivadora para toda nuestra gente.

El propósito es un compromiso y el destino común para todas las personas que formamos parte de la organización. Lo compartimos las más de 13.000 personas que trabajamos en EDP en los 29 mercados donde estamos presentes. Ha calado perfectamente porque todos buscamos lo mismo, en cada actividad y en cada área, y nos motiva a seguir adelante en cada paso, en cada decisión que tomamos.

Nuestro propósito – Our energy and heart drive a better tomorrow (“Nuestra energía y corazón impulsan un futuro mejor”) – nos permite integrar en nuestras acciones diarias los valores y comportamientos que contribuyen a una transición justa y aumentan nuestro impacto positivo en la sociedad. Queremos asegurarnos de que cada uno de nosotros tiene una visión clara del camino que estamos recorriendo y de aquello en lo que, como empresa, creemos y por lo que trabajamos.

P. La sostenibilidad ha escalado posiciones en la agenda no solo de las compañías, sino de los propios inversores y demás grupos de interés. ¿En qué aspectos se está poniendo mayor foco y cómo pueden las organizaciones trasladar sus objetivos y logros en este ámbito para responder y estar a la altura de este mayor escrutinio?

Partimos de la base de que la sostenibilidad es una prioridad cada vez más importante para todos los grupos de interés, desde los accionistas hasta la sociedad en general. En los últimos años hay una mayor atención a temas relacionados con el cambio climático, la transición energética, la huella de carbono y la gestión de los recursos naturales.

Es esencial que las empresas estén a la altura de este mayor escrutinio y se responsabilicen de su impacto en el medio ambiente y la sociedad. Para ello, es importante definir objetivos claros y medibles, y establecer planes de acción concretos para lograrlos. Además, cada vez es más importante, de acuerdo con los desarrollos regulatorios, que además de atender al impacto en nuestros grupos de interés, comencemos a tener en cuenta el impacto que los factores ESG pueden tener en el rendimiento y situación financiera de la compañía, algo que se consigue, por ejemplo, con el esfuerzo que venimos realizando desde 2018 para estar alineados con las recomendaciones del Grupo de Trabajo para la Divulgación de Información Financiera vinculada al Clima (TCFD).

Cabe destacar que nuestras prácticas de sostenibilidad nos han permitido definir estrategias que las interiorizan, remontándonos a 2006 como hito de nuestra inversión estratégica en energías renovables. Y, en consecuencia, nuestros planes de negocio han incorporado lo importante que es la transición hacia una economía baja en carbono.

En EDP nos hemos comprometido a abandonar la producción con carbón en 2025 y ser 100% verdes en 2030, a través de la inversión en energías renovables y la promoción de tecnologías limpias y por ello prevemos realizar inversiones por valor de 25.000 millones de euros hasta 2026 para acelerar el despliegue de energías renovables, la flexibilidad del sistema eléctrico y el diseño de soluciones innovadoras para nuestros clientes.

En España tenemos un proyecto realista y maduro para transformar nuestras centrales en ‘green hubs’ vinculados a las renovables, el almacenamiento de energía, la flexibilidad del sistema eléctrico y el hidrógeno verde.

Además, creemos que es esencial trasladar este compromiso a nuestros grupos de interés, informando de manera transparente sobre nuestro desempeño y logros en materia de sostenibilidad. Para ello, trabajamos en la elaboración de informes de sostenibilidad que permitan a los inversores, las comunidades locales y otros actores conocer nuestro impacto y nuestra estrategia para mitigar el cambio climático y proteger la biodiversidad.

Por otro lado, creemos que es importante involucrar a nuestros empleados y proveedores en la consecución de nuestros objetivos de sostenibilidad. Trabajamos en la formación y capacitación de nuestros empleados en esta materia, fomentando una cultura de conciencia ambiental y responsabilidad social. Además, evaluamos el desempeño de nuestros proveedores en términos de sostenibilidad, y trabajamos juntos en la identificación de oportunidades de mejora y en la implementación de cambios necesarios. Tenemos el objetivo de alcanzar la neutralidad en carbono en 2040, algo que ha sido reconocido por el SBTi Net Zero Standard.

Para EDP, como actor relevante en el sector energético, es fundamental mostrar a los inversores cómo gestionamos los factores ESG, reportando información sobre sostenibilidad y respondiendo a las distintas preguntas que nos hacen analistas, inversores y agencias de calificación de sostenibilidad.

Así, nuestro continuo compromiso con la sostenibilidad se manifiesta en el reconocimiento de nuestra actuación por parte de diferentes organizaciones, empezando por índices ESG como el Dow Jones Sustainability Index o el MSCI, en los que somos una de las empresas líderes desde hace años, pero también en entidades como CDP, que evalúa actuaciones específicas en Clima y Agua y donde estamos en las llamadas listas “A”, e incluso en Ethisphere, donde seguimos siendo una de las “Empresas más éticas del mundo”.

Los objetivos a alcanzar en el futuro parecen claros: una economía más competitiva, sostenible, innovadora y basada en el talento. Sin embargo, en un entorno incierto como el actual se torna complejo mantener la mirada en el largo plazo. En tu opinión, ¿qué medidas es importante priorizar para conseguir este futuro compartido por empresas, administraciones y sociedad?

En un mundo en constante cambio, resulta esencial tener una visión estratégica a largo plazo para poder adaptarse a las condiciones del entorno, pero también es importante adoptar medidas concretas a corto plazo para garantizar la sostenibilidad del modelo económico, social y medioambiental.

Desde EDP, nos enfocamos en tres medidas prioritarias para garantizar un futuro sostenible y compartido: la inversión en energías renovables, la promoción de tecnologías limpias y la colaboración entre empresas, administraciones y sociedad.

En primer lugar, la inversión en energías renovables es fundamental para la transición hacia un modelo energético más sostenible y menos dependiente de los combustibles fósiles. La electrificación de la economía, el fomento de la movilidad eléctrica o el autoconsumo solar son también importantes para reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

En segundo lugar, la promoción de tecnologías limpias es clave para avanzar hacia una economía más innovadora y sostenible. La digitalización y la automatización pueden contribuir a una mayor eficiencia energética y una reducción de la huella de carbono. Además, la economía circular y el uso de materiales reciclables pueden reducir la generación de residuos y mejorar la gestión de recursos naturales.

Por último, la colaboración es fundamental en un mundo cada vez más interconectado. Las empresas, las administraciones y la sociedad deben trabajar juntas para establecer objetivos compartidos, buscar sinergias y promover iniciativas conjuntas que promuevan el progreso de manera sostenible.