El tema de este artículo responde a una circunstancia personal: he unido dos actividades a las que, con desigual fortuna, dedico algún tiempo cada semana desde hace años y, en ocasiones, algo que sucede en uno de esos ámbitos me hace pensar en el otro.

Así ocurrió la semana pasada, cuando una conversación con un profesional de banca me hizo pensar en una frase que los aficionados al tenis nos encontramos a menudo. La frase es ésta: “un jugador es tan bueno como su segundo saque”.  Como muchos (yo, el primero) no tenemos un gran segundo saque (ni un buen muchas otras cosas en mi caso particular) entendemos la frase en un instante: no eres tan bueno como tu mejor golpe sino tan malo como el peor y ése, en no pocos casos, es el segundo saque.

Y ahora viene la analogía. La conversación que estaba manteniendo se refería a la importancia creciente de la “segunda línea de defensa” en los bancos y la también renovada atención que los supervisores bancarios le vienen prestando, inicialmente en todo lo relacionado con el cumplimiento normativo y cada vez más en el de la gestión de riesgos.

El paralelismo parece así inmediato: “un banco es tan bueno como su segunda línea de defensa”. Como frase, no suena mal y es posible que algún supervisor me diera la razón pensando que un banco que no tiene controles adecuados y, en general, una buena gobernanza y adecuada cultura de gestión de riesgos, está condenado a tener graves dificultades antes o más tarde. Seguramente, la experiencia le daría también la razón.

Cuestión distinta, y más compleja, sería completar la analogía pensando en cuál sería el golpe tenístico representativo de la tercera línea. Dada su naturaleza fundamentalmente defensiva podríamos pensar en el resto (aunque algunos tenistas sepan convertirlo en un arma) o quizá en un globo, pero dejo aquí la tercera línea porque realmente quisiera centrarme en la relación entre la primera y la segunda, negocio y las áreas de control.

Pensando un poco más en la frase originaria y en su posible paralelismo con el gobierno corporativo bancario, me doy cuenta de que, salvo contadísimas excepciones (entre las que, como digo, no me encuentro) un buen segundo saque no te hace ganar un partido. Es, en realidad, el primer saque el que está más cerca de lograr ese resultado.

Algo similar sucede con las líneas de defensa. Sin restarle un ápice de importancia a la segunda o a la tercera línea, no puede olvidarse que es la primera, en el doble sentido de generar el negocio del que realmente vive la entidad y en el de disponer (si la entidad funciona adecuadamente) de sus propios controles que “alivian” la tarea de la segunda línea, la que hace que una entidad sea realmente diferencial.

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Quiero con ello decir que, al final, una entidad de crédito es el resultado de un delicado equilibrio entre dos actividades igualmente relevantes: la generación de beneficios de forma recurrente y sostenible que alimentan su solvencia, es decir, un modelo de negocio estable, predecible, identificable y rentable y un sistema de gobierno corporativo que le permite gestionar, identificar y gestionar adecuadamente los riesgos financieros y no financieros a los que se enfrenta la entidad. En definitiva, un correcto y equilibrado funcionamiento de sus tres líneas de defensa, sin que ninguna de ellas anule a las otras.

Y aquí concluye mi pequeña reflexión: en el tenis es importante tener un buen segundo saque porque, de no tenerlo, es probable que pierdas los partidos pero si tienes un buen primero la posibilidad de ganar el partido será muy superior y, del mismo modo, es importante (imprescindible, incluso) tener una segunda y tercera líneas de defensa organizadas y dotadas de los medios adecuados para realizar correctamente sus funciones y gestionar todo tipo de riesgos, generando en la entidad un entorno “cultural” adecuado, pero eso sólo no bastará para garantizar la futura solvencia de la entidad pues eso sólo puede lograrlo un negocio rentable a medio y largo plazo.

Y, como realmente me parece imposible decidir qué es más importante, si tener un buen primer o segundo saque, concluyo este pequeño divertimento afirmando que lo ideal sería tener buenos los dos, del mismo modo que en un banco será imprescindible que cada una de las tres líneas de defensa cumplan adecuadamente sus funciones. Las deficiencias en cualquiera de las tres son garantía de graves problemas futuros.