Así podría ser el modelo sanitario del futuro y estos los pasos para alcanzarlo

Conceptos como experiencia de cliente, modelo híbrido, realidad aumentada o metaverso están empezando a copar las predicciones de futuro de todos los sectores, también del sanitario. Y es que los cambios económicos y sociales que se han sucedido en los últimos años, unido a las nuevas demandas de los usuarios y al avance tecnológico, están perfilando un nuevo modelo de gestión sanitaria. Un modelo en el que la gestión de datos, la autonomía del usuario y la inclusión serán las piedras angulares. Pero ¿se trata de un sueño imposible o de una realidad plausible? Sobre esta cuestión y las tendencias que marcarán el devenir del sector reflexiona el informe ‘Healthcare Horizons’, elaborado por KPMG Global.

Avanzar en tecnología es avanzar en salud

Y es que la mayoría de los líderes entrevistados coincide en el poder transformador dela digitalización, cuyo impacto lleva años haciéndose notar en todos los sectores. Y en que abrazarla supondrá cambios para todos sus actores. La aplicación práctica de la tecnología digital está transformando el sector salud hacia un enfoque mucho más integral, por encima de avances meramente tecnológicos. Esto supondrá un punto de inflexión en la gestión de la salud que hacen las administraciones públicas, las instituciones privadas sanitarias, los profesionales y los propios pacientes. Sobre estos últimos, Cándido Pérez, socio responsable de Infraestructuras, Transporte, Gobierno y Sanidad de KPMG en España señala que perciben la digitalización como un instrumento que les aporta conocimiento y control sobre su propia salud, al tiempo que potencia la capacidad de los profesionales para tomar decisiones con mejor información.

No podemos olvidar la aceleración que provocó en este sentido la pandemia, de la que recientemente se ha cumplido su tercer aniversario. Desde el punto de vista de los pacientes, supuso un cambio de paradigma sobre la necesidad no solo de curar una patología una vez que se ha manifestado, sino de incidir cada vez más en la prevención. Y, por otro lado, en términos de usabilidad y gestión de la propia salud, tras la pandemia hay una mayor exigencia a disponer cuándo, dónde y cómo se precise de atención sanitaria personalizada. Así, es probable que el uso de salas virtuales se convierta en algo habitual y que los profesionales sanitarios puedan controlar a distancia a sus pacientes o que, con la ayuda de la héptica (tecnología capaz de recrear experiencias táctiles) los médicos puedan incluso realizar exámenes de forma virtual. “El proceso de aprendizaje en la utilización de la tecnología se aceleró durante la pandemia. Sin embargo, con posterioridad, los pacientes precisan entender cómo pueden cuidar mejor su salud, compatibilizando la ciencia y la tecnología con la atención de los profesionales sanitarios” comenta Cándido Pérez.

Las expectativas del usuario aumentan y se diversifican

La pandemia también ha supuesto un cambio considerable en los patrones de vida, costumbres y prioridades de las personas, en un marco de aumento de la esperanza de vida y con cada generación demandando una atención y servicios diferentes. Por un lado, los baby boomers (los nacidos entre 1956 y 1965) se acercan a una edad en la que necesitarán más cuidados, mientras que las generaciones más jóvenes demandan sistemas sanitarios que cumplan sus expectativas de acceso instantáneo, experiencias fluidas y personalizadas, y conectividad global. En paralelo, la proporción de personas mayores de 75 años sigue en aumento, con la consiguiente brecha digital que ello supone, y donde se concentra, debido al aumento de la cronicidad de las enfermedades, un alto porcentaje de la atención sanitaria. “Compatibilizaremos un cada vez mayor porcentaje de ciudadanos capaces de mejorar la gestión de su salud con ayuda de la digitalización y la tecnología, con equipos de apoyo a los grupos, muy relevantes cualitativamente en el ámbito de la cronicidad, de personas que no pueden aprovechar sus ventajas”, apunta Cándido Pérez.

Así, en la base de esta mayor necesidad de adaptación a cada perfil de usuario y de una atención sanitaria ‘a medida’, están los datos, personales y de salud. Poder compartirlos, analizarlos y gestionarlos, para aumentar la capacidad predictiva y aportar un mayor valor al paciente, es y será crucial. Pero, en este sentido, los proveedores de salud se están encontrando con un punto crítico: la ciberseguridad. En un sector en el que la seguridad y la protección de la información es especialmente sensible, la necesidad de protegerla es aún mayor.

Hacia un talento que aporte más (y mejor) valor

Aunque la tecnología está cambiando la atención sanitaria, este es, y seguirá siendo, un sector impulsado por personas. En este sentido, todo apunta a que la adopción de la tecnología mejorará la atención sanitaria, pues garantizará que cada usuario pueda hacerse cargo de su propia salud. Y esto es posible gracias a que la misma tecnología libera a los profesionales de las tareas más rutinarias para que puedan centrarse en sus pacientes. De hecho, tal y como apunta el estudio, el médico del futuro “estará más centrado en el paciente, porque este será cada vez menos paciente y estará más preocupado por su salud en general”.

Pero la creciente demanda de asistencia y las inmensas presiones sobre el personal sanitario han agravado la crisis mundial de profesionales. Para hacer frente a estos retos, se está incrementando la actividad formativa, incluyendo una gama más diversa de funciones, entre las que destaca, principalmente, la capacitación digital. A lo que Cándido Pérez matiza que no solo los médicos y enfermeros diversificarán sus funciones y serán más efectivos, los profesionales de la salud incluirán otros perfiles profesionales que potenciarán la eficacia y la eficiencia del sistema”

El ESG se ‘cuela’ en el mundo de la salud

El sector sanitario es responsable de alrededor del 5% de las emisiones mundiales, pero hasta la fecha ha ido por detrás en la planificación de un futuro descarbonizado. A raíz de la creciente movilización de la sociedad y de los diferentes grupos de interés en torno a las cuestiones ESG, el sector está tomando las medidas necesarias para cumplir con los objetivos climáticos. Así, hoy ya son 14 los sistemas sanitarios nacionales que se han comprometido a alcanzar la neutralidad en carbono antes de 2050. Y es probable que esta cifra aumente rápidamente en los próximos años, gracias a un escenario sanitario “inclusivo” que podría reducir a la mitad la huella de carbono de las organizaciones sanitarias en una década.

En este sentido, es crucial seguir impulsando la integración de los asuntos ESG en la industria ya que, además de reducir su impacto en el medioambiente por su actividad productiva, puede contribuir a un acceso más equitativo a las soluciones en salud, disminuyendo el impacto de las determinantes sociales para acceder a ella.

Así sería el modelo de salud del futuro

Teniendo en cuenta las tendencias que están marcando el presente del sector, según los gestores entrevistados, el modelo del sistema de salud se dibujaría así:

salud

Prioridades (y acciones) a cinco años vista

Pero para alcanzar dicho modelo ‘ideal’, hay que empezar por formularse las preguntas adecuadas, las que conduzcan a los gestores a tomar las mejores decisiones: ‘De los proyectos que tenemos previstos, ¿cuáles realmente nos van a equipar para el futuro?’ y ‘Con quién tenemos que trabajar (gobiernos, clientes, proveedores, organizaciones comunitarias) para hacer avanzar nuestro sistema hacia un escenario inclusivo’?

En base a estas cuestiones, el informe dibuja una agenda a cinco años con las siguientes prioridades para los gestores de sistemas de salud:

  1. Sistemas de salud integrados: idear un plan de implementación para la prestación de un servicio de salud que abarque datos interoperables, tanto de índole sanitaria, como son los registros médicos electrónicos, como personales e incluso financieros. El objetivo es sentar las bases para implantar un tipo de atención integrada con salas virtuales, centros de servicios integrados o vías híbridas para grupos de pacientes.
  1. Gestión sanitaria de la población: llevar a cabo los primeros ejercicios para segmentar y estratificar poblaciones y desarrollar ofertas adecuadas a estos grupos basados en la predicción y prevención.
  1. El talento: asegurarse de que los representantes de los profesionales cuenten con roles de liderazgo en este proceso de transformación para asegurar que los cambios están respaldados y son efectivos. Así, se podrán identificar gaps en los que la automatización podría liberar tiempo que actualmente se destina a tareas administrativas, y crear modelos que ayuden a predecir qué se demandará en el futuro en este ámbito.
  1. Reembolsos: colaborar con pagadores y responsables políticos para hacer evolucionar el modelo de pago y promover cambios regulatorios. A corto plazo, es importante crear soluciones provisionales basadas en el consenso entre los principales actores del sistema. Y, a largo plazo, promover una cultura que involucre a políticos y legisladores y que garantice que los futuros modelos de atención no se vean frenados por un ritmo lento de cambio en este campo.
  1. Colaboraciones: identificar socios externos clave para introducir cambios que incluyan tecnología, compañías especializadas en datos, centros de excelencia clínica, y socios de inversión que puedan financiar los programas necesarios.
  1. Nueva arquitectura de datos: crear un centro de datos sanitarios. Es decir: crear y poner en funcionamiento un sistema de oferta sanitaria basado en el metaverso que promueva el uso de herramientas de realidad aumentada. Aquí se deberán ejecutar pilotos de organizaciones autónomas descentralizadas (DAO) a través de las cuales los pacientes puedan compartir sus datos y apoyar así a la investigación, entre otros fines.

Qué esperar de aquí a diez años

En cierto modo, los cambios que experimentará el sector no son otros que los que ya se están produciendo en otros sectores: los usuarios finales tendrán la propiedad y el control de sus datos, y podrán acceder a herramientas de salud y de formación como y cuando lo deseen. Y podrán interactuar y gestionar su salud según elijan hacerlo: por voz, texto, en persona, en entornos emergentes como el metaverso o en un hospital, si así lo requiere el caso. Y se difuminarán las fronteras entre pacientes, ciudadanos y trabajadores. Ya que esto últimos podrían trabajar para distintos sistemas, en vez de hacerlo para organizaciones concretas, como ocurre a día de hoy.  Y es que “los retos que plantea la aceleración de la evolución tecnológica no son menores, y de su correcta resolución depende dotarnos de un Sistema de Salud capaz de afrontar los retos de la cronicidad, la ampliación de la esperanza de vida y el envejecimiento”, tal y como señala Cándido Pérez.

Así, trasladando esta predicción de futuro a los retos concretos del Sistema Nacional de Salud, y de los Servicios de Salud de cada una de las Comunidades Autónomas, se hace aún más urgente la adaptación de sus estructuras, procedimientos y tecnologías para afrontar en profundidad su transformación digital, y así verse inmersos en la Salud Digital. Esta será la única forma de poder ofrecer a sus pacientes una asistencia de calidad, acorde con los desafíos actuales, a la vez que asegurar la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario.