Imagine una tabla de Excel un tanto peculiar. Se trata de una tabla almacenada en los ordenadores de cualquier usuario de la misma, a la que puede acceder cualquier persona con un ordenador o smartphone. En esta tabla quedan registradas de manera organizada todas las transacciones entre los usuarios, y cualquiera puede añadir sus propias operaciones. Las operaciones se registran de manera casi instantánea, tras ser revisadas por otros usuarios.

Para organizarse, cada nueva entrada está unida a la entrada anterior (como una cadena), de tal manera que no puede modificarse una entrada sin afectar a todas las demás. No hay una sola autoridad central que gestione la tabla, son los propios usuarios los que se organizan fijando las reglas para usar la tabla basadas en los algoritmos y en los modos de verificación de las operaciones que se incorporan a la lista.

Parece un poco confuso, pero de hecho es una manera un tanto simple de explicar la tecnología blockchain.

Un ejemplo práctico: En vez de recurrir a una institución intermediaria, una persona puede realizar una transferencia internacional a otra de manera ágil usando la tecnología blockchain, eliminando el tiempo de espera, el pago de comisiones, etc. En un instante registras la transferencia en la base de datos, verificada por miles de usuarios de la cadena. El receptor puede entonces realizar operaciones con los fondos recibidos.

Esta tecnología permite realizar miles de operaciones de manera pública, sin necesidad de un proceso de verificación centralizado, lo que permite una mayor flexibilidad y rapidez a la hora de procesar las transacciones.

Para Pablo Orbiso, director de Operaciones de KPMG en España: “Blockchain nos ofrece una oportunidad inmejorable para evolucionar las capacidades de nuestros clientes ayudándoles a avanzar hacia modelos operativos y de negocio mucho más robustos y seguros, al mismo tiempo que generamos beneficios claros y tangibles en la forma de ejecutar y gestionar operaciones.”

Pero esta tecnología se extiende más allá del mundo de las finanzas. La empresa AirBnb está estudiando cómo usar la tecnología de blockchain para reforzar el sistema de confianza en el sector del alquiler de pisos. También se pueden generar contratos inteligentes: Una persona X incorpora un programa o unos fondos en uno de los bloques de la cadena, que serán desbloqueados si se cumple un requisito (ingreso de dinero a su cuenta, traspaso de un título, etc). En el mismo momento que una persona Y realiza la acción requerida (registrándola en la cadena), tendrá acceso a aquello que ofrecía la persona X.

Por ejemplo: la artista británica Imogen Heap ofreció su música en una plataforma blockchain (Ethereum), gestionada con un contrato inteligente. Este contrato permitía a los usuarios escuchar la música de forma gratuita, pero para permitir cualquier otro uso (incorporar la música a una película, usarla en un bar, etc…) el contrato inteligente obligaba a pagar determinadas cantidades, que luego se distribuían automáticamente.

Pero, ¿cómo gestionar toda esta cantidad de información? A través de la codificación de la información. La criptografía es un sistema de protección por el cual se cambia (encripta) la información a un nuevo formato inteligible denominado texto cifrado. La única manera de descifrar la información es usando una contraseña (o Key) privada que solo la persona responsable de la acción tiene.

Las claves son las contraseñas que protegen la información encriptada, y uno de los pilares detrás de la tecnología.

Blockchain usa dos tipos diferentes de claves: públicas y privadas. La clave pública puede conocerse por todos, y es usada para encriptar información de un usuario de tal manera que solo pueda ser desencriptada por el usuario que tenga la clave privada. La clave privada es un código secreto que te permite desencriptar la información dentro del bloque y acceder a su contenido. Cualquier persona puede usar su clave pública para desencriptar información que ha sido encriptada usando una clave privada.

La tecnología Blockchain continúa evolucionando para procesar una mayor cantidad de procesos a mayor velocidad, así como para responder a los retos de seguridad y privacidad de la era digital. Como explica Julio Álvaro, socio de Sector Financiero de KPMG en España, “Desde KPMG estamos trabajando actualmente con nuestros clientes en el diseño y la construcción de aplicaciones prácticas y soluciones reales de negocio basadas en el Blockchain para banca mayorista. Queremos ser una referencia y apoyar a nuestros clientes para que puedan evolucionar sus capacidades de cara al futuro”.

Para Pablo Orbiso “Creemos que la aplicación de tecnología blockchain permitirá a nuestros clientes reducir sustancialmente riesgos, así como posibles disputas, al utilizar una arquitectura que nos permite optimizar la gestión de las operaciones”.