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De jugar a dar sustos en las tiendas y correr por los pasillos, a expandir el negocio en nuevos mercados como Italia, Portugal o Croacia. Darío Grimalt, actual consejero y director de Expansión de ALE-HOP, transmite la misma alegría e ilusión que uno encuentra en la famosa ‘tienda de la vaca’. Tiendas que surgieron de un sueño, el de su padre: crear una red de tiendas que la gente recordara con una sonrisa, y que hoy es una realidad. ALE-HOP tiene hoy 340 tiendas repartidas en cuatro países.
Pero el sueño no acaba aquí. Darío, junto a sus hermanos, quiere ‘poner una vaca en todo el mundo’, quiere crear un lugar en el que la gente sea feliz, tanto trabajadores como clientes. Y, para ello, defiende la buena atención a las personas, el cuidado por los detalles, el trabajo desde el convencimiento y no desde la presión. Y, sobre todo, la pasión por lo que uno hace y el amor por un negocio que se ha convertido ya más en una forma de vida.
Sobre sus planes, sus recuerdos de infancia, su recorrido en ALE-HOP, sus deseos y también sus errores, nos habla en este episodio de ‘Los que dejarán Huella’, un proyecto de KPMG junto a Fórum Familiar.
RESPUESTA. Pues todo empezó porque en nuestro pueblo, Gata de Gorgos, cerca de Denia, se llevaba mucho cuando yo era pequeño la venta de sombreros mexicanos. Y mi padre, que tenía claro que quería ser empresario, y un amigo suyo empezaron a vender estos sombreros por la zona con una furgoneta.
Después, en el 90, mi padre decide crear su propia empresa y crea Clave Denia. Su sueño era tener una red de tiendas y empieza abriendo una tienda en Denia con un local de unos 1.600 metros que no funciona del todo bien. Pasa unos años vendiendo al por mayor y cuando se encuentra en condiciones, en 2001, abre la primera tienda ALE-HOP en Valencia con los productos que más se vendía en la anterior.
Abre una segunda, una tercera, una cuarta, y no es hasta la quinta que el negocio empieza a despegar, con la tienda que abre en Benidorm, que no podía estar mejor ubicada y en la que ya fue aplicando las lecciones aprendidas de las anteriores tiendas. Y a partir de ahí empezó la historia de la vaca.
R. Me gustaría decir que fue de un estudio de Harvard o algo así, pero fue un tema de mi padre. A él le encanta probar cosas nuevas, incorporar conceptos, etc Y en uno de sus viajes (él se pasa como seis meses al año viajando y yendo a descubrir cosas para para la tienda) vio un stand en el que había animales de tamaño real. Uno de ellos era una vaca blanca y negra, que son los colores de ALE-HOP, la compró, la puso en la tienda y, a partir de entonces, vimos que la gente recordaba la tienda de la vaca. Y eso nos gustaba porque hacía que la gente se acordase de la tienda con una sonrisa.
Incluso ahora se ha puesto de moda que los turistas que vienen a España suban videos a Tik Tok acercándose a la vaca, tocándola y diciendo “I’m in Spain”.
R. Es un buen reto. Y, aunque tenemos venta online, por supuesto, nosotros estamos apostando por la experiencia en tienda, para que la gente venga a divertirse a nuestras tiendas, a sorprenderse con lo que encuentran en ella, etc. Y por eso también animamos a que los hoppers, que es como llamamos a nuestros profesionales, se diviertan en la tienda y jueguen con los productos. Y ver las risas de la gente, a los niños jugando y compartiendo son cosas que online no te lo va a poder dar nunca.
R. En muy pocas palabras, te diría que mi experiencia ha sido muy intensa por la cantidad de horas que le dedico y muy divertida. Me lo paso bomba y la verdad es que disfruto tanto que y ya no sé si es trabajo o es diversión. Y la tercera es que ha pasado muy rápido. Llevaba bastante tiempo sin ir a la apertura de las nuevas tiendas y ahora que lo he retomado, estoy recordando cuando nos pasábamos horas montándolo todo, y volvías a las tantas de la noche. Y me he dado cuenta de que ese punto de estrés y de emoción lo echaba de menos. Podría decir que estoy volviendo a mi juventud empresarial.
Recuerdo que, cuando tenía diez años o así, mi padre me llevaba a la Feria de Frankfurt. Me daba un bloc de notas, un boli, algo de dinero y la tarjeta del hotel y yo me iba a investigar, a tomar notas de lo que me llamaba la atención, etc. mientras mi padre se iba a hacer pedidos. Esto lo hizo varios años y lo cierto es que en el momento no era consciente de lo que estaba haciendo, pero luego entendí que me estaba inculcando esa curiosidad, esa capacidad de ser independiente, resolutivo, y de pensar por mí mismo.
R. Ahora mismo trabajamos tres de los cuatro hermanos. El mayor decidió montar su propio proyecto y después los otros tres hemos trabajado juntos siempre y nos ha ido siempre muy bien. Somos muy diferentes, pero nos complementamos.
Raúl tiene una creatividad y una capacidad de inventiva espectacular. Es el que se encarga más de producto y el que se viaja y busca las tendencias que luego adaptamos y aplicamos. Después está Sergi, que es muy reflexivo. Él es el arquitecto y se encarga de diseñar y hacer las tiendas, construir la nueva sede, etc. Y yo, como hice empresariales, me encargo más del día a día de la empresa.
R. Yo creo que la parte de personas es fundamental. Sin ellas nada de esto podría ser posible. Y, por eso, lo que lo que hicimos fue organizarlo y hacer una especia de pirámide de Maslow para ver cuáles eran las necesidades básicas que debíamos cubrir y, a partir de ahí, ir añadiendo eslabones de otras que cosas que podíamos darles y que mejoraran su trabajo y su vida. Lo que queríamos conseguir es que los hoppers, que es como llamamos a nuestros trabajadores, sean felices.
Si yo me siento muy feliz trabajando, lo que quiero es que el resto del equipo también esté igual. Así, a base de ir preguntando fuimos desarrollando estrategias, incorporando diferentes áreas dentro de Recursos Humanos como expertos en psicología y dando otro tipo de servicios.
R. Si me lo permites, me gustaría distinguir entre dos situaciones. Una es la que has dicho tú, emprender de cero una empresa, y después te diría una recomendación que le digo a los colaboradores que empiezan conmigo a trabajar.
A una persona que quiera montar su propia empresa le diría viaje mucho. Porque creo que casi todo está inventado y tú puedes inventar derivadas de lo que hay. Y viajar te permite descubrir infinidad de cosas y puede ser que esa idea que tienes ya la estén aplicando en otro sitio, de otra manera, y tú puedes basarte en ella y hacerla diferente. Lo nuestro es un ejemplo. Nosotros no hemos inventado nada, hemos ordenado un sector, el de los souvenirs, que estaba desordenado. Porque había muchas tiendas de souvenirs, pero no había una cadena de souvenirs que hiciera artículos de regalo y estuviese ordenadito. Nosotros lo hemos hecho.
Otra cosa que me pasa muchas veces cuando encuentro a alguien que quiere emprender y que viene a veces a pedirme opinión o es que son gente muy creativa y con ideas muy novedosas, pero la parte ejecutiva no la tienen. Y esto es importantísimo porque, si lo que vas a montar no tiene margen, va a ser muy complicado que lo puedas mantener.
Y, por otro lado, a alguien joven que empieza a trabajar en una empresa, yo que lo que les digo es que no dejen pasar las oportunidades. Porque me encuentro con personas que empiezan a trabajar y, cuando se les presenta una oportunidad, están más preocupados por las condiciones y lo que van a cobrar que por lo que eso les va a aportar a nivel profesional. Lánzate y confía porque seguro que va a ser algo bueno.
R. Tengo una niña de cinco años, Mar, de la que estoy enamorado locamente. Y ahora todas las decisiones que tomo lo hago pensando muy a largo plazo, pensando en que sean cosas buenas para ella por si el día de mañana quisiera venir a trabajar con nosotros.
Quiero que la empresa sea sólida, fuerte. Que tenga muy buena imagen, muy buena reputación, y que todos los hoppers sean muy felices trabajando con nosotros, igual que me siento yo. Que vengan felices a trabajar. Y, una vez consigamos todo esto, me gustaría, por supuesto, tener una vaca en todo el mundo.
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