En 2026 habrá dos tipos de áreas fiscales: las que usan agentes IA y las que explican por qué no

Superada la fase de prueba, el mercado está acelerando la puesta en marcha de agentes de IA reales y escalables. Y el impacto en la función fiscal es evidente. En el ámbito tributario, el 86% de los encuestados para el reporte Tax Reimagined 2024: perspectives from the C-suite ya anticipaba estar de acuerdo en que las herramientas de IA generativa ayudarán a complementar las necesidades de talento en su departamento fiscal. Pero ¿qué tipo de agentes se pueden aplicar en el ámbito tributario? Y, sobre todo, ¿con qué objetivo?

Para estructurar esta nueva realidad tecnológica, clasificaremos los agentes de IA en taskers, automators, collaborators y orchestrators:

Taskers

Ejecutan una única acción rutinaria con lógica lineal: extraen información, completan o analizan documentos sin planificación alguna. Su contacto con los datos es mínimo y aislado, habitualmente mediante carga manual de archivos por parte del humano. Los agentes Taskers impactan en una medida u otra en todo tipo de operaciones fiscales al acometer tareas puntuales.

Por ejemplo, en Tax Compliance, en revisiones de libros de IVA o cierres contables o incluso extracción de información de evidencias que respaldan exenciones fiscales como las previstas en el artículo 7.p) de la LIRP. En Tax Litigation, facilitan la extracción de contenido y detección de tendencias en conjuntos de notificaciones o diligencias de inspección. Y en Precios de Transferencia, permiten analizar operaciones vinculadas o redactar secciones de los Local Files o Master Files.

 

Automators

Estos agentes van un paso más allá: automatizan flujos completos de acciones, encadenando múltiples tareas de principio a fin sin intervención humana. Reciben un objetivo claro y descomponen la secuencia de pasos necesaria para alcanzarlo. Si es necesario, pueden conectarse de forma bidireccional a sistemas internos o externos como los ERPs, o las webs de la AEAT o del Banco de España.

Los automatores, por ejemplo, con unas instrucciones debidamente definidas pueden encargarse del tratamiento completo de la información contenida en las cuentas anuales y sus memorias. Esto incluye la extracción literal de información (datos del balance, P&G, créditos fiscales, o gastos financieros, entre otros) para elaboración del modelo 200, la validación inteligente del contenido mediante comprobaciones automáticas, o el análisis de ratios fiscales-financieros (ETR, ratios de liquidez o de solvencia, etc.).

Collaborators

Diseñados para integrarse como una extensión del departamento fiscal, estos agentes interactúan con los usuarios en procesos más complejos y extensos en el tiempo. Mantienen conciencia contextual, memoria a largo plazo y pueden trabajar con fuentes de datos estructuradas y no estructuradas.

El informe Tax Reimagined 2024: perspectives from the C-suite nos señalaba que el 40 % de los encuestados considera que los cambios continuos en las leyes fiscales y regulaciones (reformas tributarias, nuevas normativas, ajustes locales, etc.) es uno de los factores más importantes que afectarán su función fiscal. En este sentido, los agentes collaborators abordan este reto facilitando las labores de interpretación de la normativa.

Por ejemplo, además de ser capaces de rastrear en tiempo real cambios normativos en diferentes fuentes oficiales, pueden medir el potencial impacto que éstos pueden tener para una organización en diferentes ámbitos (sistemas, sectorial, políticas corporativas, etc.). Tienen en consideración un criterio variable para calcular el impacto, y recomiendan estrategias de mitigación o planes de acción según el caso aprovechando el conocimiento histórico de actuaciones previas de sus organizaciones.

Orchestrators

Coordinan múltiples subagentes y servicios especializados, reprograman ejecuciones en tiempo real y optimizan recursos entre sistemas, funciones y jurisdicciones. Funcionan como torres de control.

Del último informe citado se desprende que el 90% de los encuestados reconoce que Pillar 2 exige dominar la contabilidad y fiscalidad internacional, y el 89 % indica que es necesaria la colaboración corporativa entre equipos. Así, los orchestrators pueden ayudar con la gestión de subagentes especialistas en OCDE – Pillar 2 que cubren diversas tareas como la consolidación de datos contables y fiscales de todas las filiales, el cálculo automático de la tasa efectiva país por país, y la determinación del top-up tax cuando la tasa cae por debajo del 15 %. Además, pueden coordinar agentes de otros equipos encargados de normalizar balances, aplicar las reglas de la OCDE, y adaptar el flujo de acciones cuando se modifican los datos. Aquí, la intervención humana se reduce al máximo y queda reservada a las fases de revisión y validación final.

Cómo adoptar y escalar agentes de IA en la función fiscal

Aprendizajes para desplegar agentes de IA en departamentos fiscales

La experiencia demuestra que, al escalar agentes de IA en áreas fiscales, la clave no está en la cantidad de modelos ni en su complejidad aislada, sino en su alineación con objetivos de negocio, el uso de datos confiables y la aplicación de metodologías disciplinadas. Es por ello que conviene no perder de vista algunas consideraciones:

1. Adopción centrada en el ser humano

La adopción efectiva de agentes de IA requiere una estrategia de gestión del cambio adaptada, que combine formación práctica, comunicación clara y rediseño organizativo. Iniciativas como laboratorios de IA (entornos seguros para experimentar mediante experiencias inmersivas, por ejemplo con la creación de agentes por equipos), módulos de aprendizaje (píldoras de formación accesibles bajo demanda sobre cómo usar un determinado agente) y programas de formación que dotan a los equipos de las capacidades necesarias para incorporar IA en su operativa (por ejemplo, talleres de levantamiento e implementación de casos de uso o sesiones de AI-Storming) ayudan a los profesionales a comprender, confiar y aplicar esta tecnología en su día a día.

2. Instrucciones coherentes = agentes eficientes

Asignar a cada agente un rol definido, una audiencia concreta, un requerimiento claro y un contexto específico, así como establecer el tipo de salida esperado y el estilo de respuesta, optimiza su rendimiento.

3. Diseño de agentes con ayuda de IA

Es útil emplear modelos generalistas como GPT-5 para depurar instrucciones, generar ideas o validar alineamientos, lo que acelera el diseño y mejora la calidad de los agentes desarrollados. Ayudan también con la generación de contenido para la realización de pruebas de usuario (User Acceptance Testing) antes de su despliegue definitivo. Siempre bajo

4. Transparencia para escalar y gobernar

Hacer públicas las instrucciones y fuentes de conocimiento empleadas por el agente mejora la comprensión del usuario, genera confianza y facilita su mantenimiento. Además, fortalece uno de los principios clave de la IA generativa: la transparencia.

5. Seleccionar la tecnología adecuada

Aunque la IA generativa ofrece grandes posibilidades, no siempre es la solución ideal para todos los desafíos que enfrentan los departamentos fiscales. Es fundamental evaluar si existen otras tecnologías más apropiadas para ciertos procesos de automatización. Por ejemplo, en el tratamiento de ficheros de trabajo donde Excel sigue siendo una herramienta habitual en muchas áreas fiscales, puede que tecnologías ETL (Extract, Transform, Load) resulten más eficaces. Estas herramientas están especialmente diseñadas para manejar, transformar y cargar datos de manera eficiente, lo que puede aportar mayor valor en determinados casos.

¿Qué podemos esperar del futuro de la función fiscal?

En 2026 habrá dos tipos de áreas fiscales: las que usan agentes IA y las que explican por qué no. Aquellos equipos que hoy ejecuten Taskers y Automators están poniendo los cimientos que les permitirán, de forma casi orgánica, dar el salto a Collaborators y Orchestrators: la evolución natural sobre una arquitectura, unos datos y unas reglas de negocio compartidas.

La tecnología ya está disponible: existen modelos, integraciones y marcos de gobernanza. El verdadero reto es entender que la función fiscal está pasando de gestionar documentos a orquestar ecosistemas de agentes. Los equipos que comiencen ahora a explotar casos de alto impacto y a interiorizar metodologías avanzadas de IA llegarán a 2026 y 2027 con agentes que conversan, aprenden y automatizan procesos end-to-end. El resto deberá justificar por qué, en plena revolución tecnológica, optaron por seguir confiando procesos críticos de tax compliance solo a hojas de cálculo de Excel.