Capital privado en el sector tecnológico: del refugio a la oportunidad

Si pudiésemos resumir con una palabra el periodo que estamos viviendo en la inversión, no cabe duda de que sería incertidumbre. Nos encontramos navegando un periodo de alta vacilación, donde los inversores se enfrentan a un entorno global volátil en el que las decisiones estratégicas deben tomarse con cautela y las reglas del juego cambian con frecuencia. La proliferación de restricciones comerciales ha encarecido las operaciones, que se enfrentan a un clima adverso, la financiación se ha vuelto más exigente, lo que limita el crecimiento inorgánico de muchas compañías y reduce el llamativo de ciertos sectores para los fondos de inversión.

La naturaleza de los flujos de capital hace que se muevan hacia los mercados más atractivos, con mayor rentabilidad o con una perspectiva favorable de crecimiento. Ante la nueva normalidad, marcada por la incertidumbre, los inversores buscan la seguridad en las inversiones, y muchos de ellos han visto en el sector de la tecnología un refugio.

En un contexto en el que hemos sido testigos de uno de los peores arranques en términos de inversión en los últimos años, se ha demostrado que las compañías tecnológicas siguen adelante, siguen creciendo y permanecen sanas. Los avances tecnológicos van in crescendo y el sector ha demostrado ser resiliente, lo que hace que, desde hace unos años, los inversores tengan ambición por entrar en la tecnología, un sector que resulta mucho más atractivo frente al resto y, sobre todo, más seguro.

Además, por primera vez en muchos años, España se posiciona como un país atractivo para invertir en tecnología. Por dos razones, principalmente: la repatriación de talento y el crecimiento del mercado, ya que ahora compañías más pequeñas se pueden expandir internacionalmente. Esa repatriación y expansión hacen que la inversión en tecnología sea algo más allá de un refugio para el capital: es una oportunidad con mucho potencial, márgenes altos y escalabilidad.

Optimismo en la inversión tecnológica en España

La naturaleza de la tecnología hace que sea polivalente para la inversión. Por un lado, es un fin en sí misma y se puede invertir en compañías puramente dedicadas al desarrollo tecnológico, pero su otra pata es que funciona como habilitadora hacia otros sectores. Vemos muchas aplicaciones y servicios tecnológicos aplicados a healthcare, Real Estate o a transportes, y aquí la inversión se ramifica.

Otra de las características que acentúan el atractivo de la inversión en tecnología en España es el despegue del e-commerce y el delivery: dos servicios que han crecido significativamente en los últimos años y que están completamente apalancados en la tecnología, además de que hay mucho margen de mejora. Los fondos están apostando por este mercado y el resultado es que España está convergiendo hacia el resto de países europeos.

Además, los sectores donde hay un gran volumen de tareas de administración o manuales, se configuran como targets de inversión tecnológica, ya que se puede aplicar la tecnología para automatizar procesos o modernizarlos. En España hay muchas compañías de estas características, es decir: con mucho potencial en términos de inversión.

Competencia e internacionalización

El sector tecnológico ofrece garantías de prosperidad, no solo en terreno nacional sino también en el global. Vivimos en una carrera tecnológica constante, con una demanda de servicios elevada y un número de operadores que no para de crecer. Estas características convierten al sector en una casi competencia perfecta, lo que fomenta la profesionalización, la eficiencia y la internacionalización de las soluciones tecnológicas.

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Para internacionalizar un producto tecnológico, los inversores priman el crecimiento orgánico, que la compañía cuente con un crecimiento sano, un producto diferenciado y que sea sostenible a futuro. El crecimiento inorgánico no funciona si el orgánico no funciona: tienen que ir de la mano.

Además, es primordial que los mercados a los que pueda viajar el producto sean similares al de España, y teniendo en cuenta el tipo de competencia del sector, disponer de una solución tecnológica superior al competidor significa quitarle cuota. Sin embargo, si los países cuentan con contextos muy diferentes, es posible que no encaje en tema regulatorio o por contexto geopolítico.

En el marco regulatorio, el sector tecnológico siempre va un paso por delante de la regulación. En España hay ausencia de normativa respecto a otros países, lo que, dependiendo del país con el que te compares, puede favorecer la inversión en tecnología, al facilitar el proceso de inversión. Pero, del mismo modo, cuanto más sencillo sea en tu mercado, más difícil será prosperar en otro.

En definitiva, internacionalizando o no, para buscar capital de inversión es necesario contar con un producto tecnológico demandado, con una generación de ingresos mantenida en el tiempo y que todo ello se sustente en datos. Porque, a la hora de buscar un socio que ponga equity, es importante cerciorarse de que la operación funciona para todos, pero, sobre todo, de que todos comparten la ambición de llevar la compañía hacia el mismo lugar.