¿Qué papel desempeñará la tecnología en la transformación de la función fiscal? Esta pregunta tiene su respuesta en un futuro más bien cercano. Y es que la función fiscal ya está experimentando un cambio sustancial en lo que a la integración de tecnología se refiere: su labor principal de cumplimiento está pasando a convertirse en la de creador de valor de mayor alcance para la organización. Así lo reflejan los resultados del informe ‘KPMG Tax Reimagined 2023: Perspectivas desde la alta dirección (C-Suite)”, elaborado por KPMG a raíz del análisis de los resultados de una encuesta exhaustiva a más de 500 ejecutivos de alto nivel, que lideran organizaciones con ingresos anuales superiores a 1.000 millones de euros.

Además, el informe pone de manifiesto precisamente cómo las organizaciones que apuestan por la transformación de la función fiscal y por el análisis avanzado de datos avanzan de manera decidida y ayudan al negocio a cumplir con sus objetivos. Cuestiones como una mayor competitividad, una mejor gestión de los riesgos, afrontar las demandas en materia ESG o incluso ayudar a predecir las grandes disyuntivas a las que hará frente la compañía: todo ello se ve impulsado con la irrupción de la tecnología en los departamentos fiscales.

1. La inteligencia artificial está de moda (y en los presupuestos)

La primera de las conclusiones que arroja el citado informe está ligada a la inteligencia artificial (IA), que está tomando un papel cada vez más prominente en el ámbito tributario y que se ha posicionado como el próximo reto para los líderes de la función fiscal. De hecho, el 59% de las organizaciones encuestadas confirma que ya está empleando tecnología de IA en sus departamentos fiscales o financieros, mientras que el 41% restante ha manifestado su interés en realizar inversiones para el desarrollo e implementación de dicha tecnología.

Por el momento, las funciones fiscales utilizan la Inteligencia Artificial con el objetivo de automatizar tareas rutinarias, identificar riesgos y mejorar el compliance y las tareas de planificación y previsión. Pero estos cambios son solo el principio: el potencial de la IA, especialmente la generativa, permiten hacer más eficientes los flujos de trabajo y reducir la carga de trabajo y la presión sobre los empleados.

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Aunque la tecnología no produce esta transformación por sí misma: para que la Inteligencia Artificial desarrolle todas sus posibles funciones, es fundamental contar con las capacidades y el pensamiento crítico de los seres humanos. De este modo, el talento se torna un elemento sustancial para aprovechar todas las oportunidades de la tecnología.

2. Los desafíos digitales de la transparencia fiscal

En segundo lugar, se sitúa una de las grandes preocupaciones de los profesionales que integran la función fiscal: la transparencia. Con un claro aumento de la presión sobre este punto por parte tanto de los reguladores como los grupos de interés, los responsables de fiscalidad afrontan importantes retos en la interconexión del ámbito ESG y la función fiscal, para los que la tecnología emerge como un importante aliado.

Prueba de ello es que la gran mayoría de las organizaciones reconoce no estar preparada para compartir públicamente los detalles sobre su contribución fiscal a nivel global, destacando la necesidad de una tecnología más equipada y una metodología más eficiente para la obtención de los datos necesarios. En este sentido, mientras que un 54% considera que la recopilación de datos de distintas jurisdicciones es un proceso demasiado complejo, un 33% considera que no cuentan con las capacidades digitales necesarias para realizar dicha captura y procesamiento de datos.

 

Por ello, los ejecutivos necesitan abordar este desafío cuanto antes y preparar el camino hacia una mayor transparencia en el ámbito fiscal en el marco del ESG. Es fundamental que el uso de los datos fiscales sirva para un mayor acercamiento con los grupos de interés, en lugar de un riesgo que puede hacer tambalear la reputación de la organización.

3. El retorno a los modelos de outsourcing y co-sourcing

Los responsables de la función fiscal y los CFOs vienen afrontando años especialmente complejos, marcados por tensiones geopolíticas, incertidumbre económica y numerosos cambios regulatorios. La rapidez con la que emergen estos desafíos requiere que estos perfiles sean ágiles a la hora de tomar decisiones, a riesgo de que la organización pierda competitividad.

Todo ello, unido a la importancia de contar con las últimas herramientas tecnológicas y la falta de talento especializado (el 73% de los encuestados reconocen tener dificultades para incorporar talento para el área fiscal), está produciendo un importante giro. Los líderes de la función fiscal están recurriendo nuevamente a la externalización para aliviar la carga de sus equipos y aprovechar las soluciones digitales desarrolladas por terceros.

Prueba de ello es que en 2023, el interés por las diversas opciones de externalización ha experimentado un marcado aumento, con un 94% de los encuestados mostrando disposición a externalizar total (outsourcing) o parcialmente (co-sourcing) tareas del departamento fiscal, en comparación con el 43% en 2022.

4. La convergencia de fiscalistas y tecnólogos

Por otro lado, las organizaciones siguen afrontando el desafío de la captación de talento con la combinación adecuada de habilidades necesarias que contribuya directamente a la estrategia de la función fiscal, impulsando la excelencia operativa de la misma. Sobre todo, como consecuencia de la constatación de la importancia y relevancia de los datos para la generación de un mayor valor en las áreas fiscales.

En este punto surge un debate entre el tipo de experto que cobrará un mayor protagonismo: si el tecnólogo o el fiscalista. Por el momento, la mayoría de los directivos encuestados apunta la contratación de expertos en el ámbito fiscal que puedan desarrollar capacidades vinculadas con la tecnología (54%).

Sin embargo, el mayor reto viene de la mano de la atracción de candidatos: el área fiscal no se suele relacionar con el desarrollo de una carrera profesional en el ámbito tecnológico. Por este motivo, el 47% de los participantes afirma que revitalizar la percepción de una carrera profesional en el ámbito tributario es su principal enfoque para atraer y fidelizar el talento.

5. El valor estratégico y transversal de los datos tributarios

Si bien el cumplimiento siempre será considerado como una función crítica de un departamento fiscal, los impuestos tienen un valor que va mucho más allá de preparar y presentar declaraciones fiscales. El 100% de los participantes del citado estudio reconoce la importancia del dato: capitalizar la información de toda la organización puede capacitar a los departamentos fiscales para prever futuros escenarios y contribuir de manera significativa en la optimización de las decisiones empresariales.

Sin embargo, queda camino por recorrer: el 59% de los encuestados afirma que por el momento su organización no considera la función fiscal como generadora de valor para el negocio, al estar únicamente centrada en la previsión y el compliance. Aunque sí que muestran interés en aumentar la inversión en tecnología, especialmente en IA, y en talento, por lo que la hoja de ruta adecuada se está comenzando a trazar.

En definitiva, en la actualidad, los departamentos fiscales están impulsando la innovación corporativa y preparando a sus empresas para enfrentar diversos desafíos financieros, que van desde cuestiones de sostenibilidad y regulación hasta la gestión de riesgos. Conformado por estrategas versátiles y conocedores de la tecnología, el departamento fiscal moderno siempre tiene la mirada puesta en el futuro, anticipando los cambios y las oportunidades futuras, consolidándose como una poderosa fuerza estratégica para la organización.