Tres áreas clave en las que la tecnología está modernizando la auditoría de cuentas

Una mayor demanda de transparencia y rigurosidad en los reportings por parte de todos los grupos de interés, la exigencia de nuevos parámetros en información no financiera y, sobre todo, la carrera por no quedarse atrás en la digitalización de negocios y procesos a raíz de la pandemia sufrida en 2020. Estos han sido los ingredientes que necesitaba la práctica de auditoría para convertirse en alumnos aventajados en lo que a implementación de tecnología se refiere.

Porque “la auditoría es un trabajo de evidencias y validación, en el que los auditores, tradicionalmente, han tenido que verificar las conclusiones de primera mano, pero ahora la tecnología ha empezado a cambiar ese modelo. Ahora, nuestro modelo de trabajo se acerca más a un modelo híbrido”, tal y como explica Manuel Cortés, socio responsable de Tecnología de Auditoría de KPMG en España.

Sin embargo, cómo se aplica esta tecnología o cuáles son los beneficios visibles para los clientes en el resultado del trabajo es un campo aún desconocido para quienes no dedican a ello su día a día. Es por ello que, a continuación, Cortés señala 3 casos en los que la tecnología está revolucionando e impulsando algunos de los cambios más profundos en la auditoría moderna.

1. Analítica y automatización

Una parte crucial de la práctica de auditoría es la extracción, recopilación y clasificación de datos. Una tarea que ha sido tradicionalmente manual y que constituye un componente crítico que puede variar entre empresas y sectores. “En la profesión de auditoría, se dedica mucho tiempo a leer, como en la profesión legal, lo que puede mermar los recursos dedicados a esta parte del proceso, que pueden serlo más en otros puntos del mismo”, explica Cortés.

Es aquí donde la analítica avanzada proporcionará grandes beneficios. Basada en la inteligencia artificial adaptable, el aprendizaje automático y otras tecnologías de automatización, la tecnología está cambiando la forma de llevar a cabo esta fase de la auditoría de cuentas: los lectores de documentos, por ejemplo, pueden escanear millones de partidas e identificar rápidamente posibles incoherencias. Del mismo modo, pueden efectuar referencias cruzadas en conjuntos de datos divergentes en función de parámetros predeterminados.

Estas herramientas permiten liberar de tiempo y recursos a los responsables de llevar a cabo esta tarea, para poder dedicárselo a otras más relevantes y que pueden aportar mayor valor. Por ejemplo, permite hacer más hincapié en las áreas de mayor riesgo. “Al tomar los conjuntos completos de datos de un cliente y basarse en las capacidades de análisis y visualización, es posible detectar y concentrarse en las anomalías que requieran una mayor investigación”, comenta Cortés. La automatización de la extracción de datos permitirá a los auditores proporcionar análisis de valor y un conocimiento más exhaustivo.

¿Quieres saber más sobre los beneficios de una auditoría de cuentas más tecnológica?

Según Cortés, la auditoría se dirige a una ‘nueva normalidad’ en la que trasladar la información a la nube y poder compartir la información con el cliente será primordial. “Al trasladarnos a la nube y aprovechar estos entornos, hemos mejorado y acelerado realmente la colaboración con el cliente”, añade Cortés. “Porque los clientes pueden cargar documentos de auditoría y consultas y ver exactamente dónde nos encontramos en el proceso de auditoría, lo que redunda en una mayor colaboración en tiempo real”.

2. Un modelo ‘hibrido’ gracias a las salas de auditoría virtuales

Otra de las tecnologías que, sin duda, provocará un cambio y un avance en la auditoría moderna es su evolución hacia una mayor virtualización. En este sentido, durante los meses de confinamiento, se crearon ‘salas de auditoría virtuales’ que consistían en entornos seguros, privados y compartidos en los que los auditores podían acceder a los registros financieros y otros documentos confidenciales.

Con la presión y la exigencia de las circunstancias recientes, se está avanzando para que pasen de la posibilidad a la funcionalidad, y así ofrecer las mismas ventajas de una auditoría in situ, pero de manera telemática.

Porque una sala de auditoría virtual permite proceder de manera similar a cómo se trabaja de forma presencial. Además, el espacio digital permanece «abierto» todo el día, lo que posibilita colaboraciones en tiempo real y a tiempo completo en todo momento para los equipos de auditoría.  “nos va a permitir llevar a cabo revisiones virtuales de los documentos como si estuviéramos sentados al lado en persona”, señala Cortés.

De cara al futuro, ¿pasará a ser la auditoría un proceso totalmente virtual, sin ninguna interacción presencial entre los auditores y sus clientes o se asentará el modelo ‘hibrido’? Cortés responde que probablemente no, ya que la interacción profesionales presencial con los directivos responsables del reporting o los miembros de las comisiones de auditoría siguen siendo relevantes para estos tres agentes que participan en el proceso de contraste de información.

Por tanto, al igual que se avanza hacia un trabajo más híbrido, también lo será la auditoría moderna.

3. Blockchain y contratos inteligentes

Mirando el futuro con luces largas, y relacionado con la migración de la información a la nube se encuentra el auge del uso de la tecnología blockchain en esta labor. Se trata de una tecnología potente, aunque a menudo malinterpretada, que puede llegar a desempeñar un papel relevante en la auditoría moderna.

La razón es que las empresas están utilizando redes de cadena de bloques como una forma transparente, inalterable, segura y descentralizada para registrar activos y operaciones. De hecho, los contratos inteligentes (aplicaciones almacenadas en esta tecnología que funcionan con condiciones predeterminadas) están demostrando ser capaces de facilitar grandes cantidades de operaciones de clientes.

Por supuesto, la auditoría de operaciones registradas en blockchain conlleva determinados retos. Los auditores necesitan un acceso fiable a los datos registrados con esta cadena de bloques, así como herramientas para validar las afirmaciones de los clientes en torno a su control sobre las claves privadas. Además, algunos activos digitales registrados en blockchain, como los tokens no fungibles (NFT), pueden ser difíciles de valorar.

Así, las soluciones a estos desafíos requerirán -al margen del aspecto regulatorio de la auditoría- inversiones especializadas en datos y herramientas para obtener evidencia de auditoría para blockchain. “Porque la capacidad para obtenerla sobre los balances y las operaciones registradas en blockchain nos ayudará a seguir prestando auditorías de altísima calidad en cumplimiento de las normas regulatorias”.

En definitiva, a medida que los mercados y las empresas evolucionan, también lo hace la auditoría. El uso de tecnologías clave —como el análisis avanzado, la virtualización y la inteligencia artificial adaptable— ayuda a los auditores a impulsar la productividad y la eficiencia y ofrecer una experiencia de auditoría mejorada.