Qué son la inteligencia y la ciberinteligencia y por qué son clave para la toma de decisiones

En la época pospandemia en la que nos encontramos, las compañías deben operar en un entorno de cambio trepidante que dificulta la toma de decisiones de negocio y obliga a hacer frente a retos constantes. Por ello, les resulta cada vez más necesario dotarse de herramientas y capacidades que les permitan entender las circunstancias con potencial de impactar en el negocio y anticiparse a los cambios y eventos disruptores.

Actualmente salimos de una pandemia que ha sido en sí misma un evento disruptor completamente inesperado con un impacto sin precedentes en la economía global y, por tanto, en la operativa de las empresas. La implantación masiva e improvisada del teletrabajo ha generado nuevos riesgos y amenazas de ciberseguridad. Riesgos que se han visto aumentados considerablemente con la guerra de Ucrania, en la que los estados han intensificado sus acciones de guerra híbrida, generando nuevas y serias amenazas.

En este escenario, el objetivo no son únicamente los activos IT de los estados adversarios, sino que lo son también las empresas de su nacionalidad que se convierten en el mejor blanco, tanto si operan en sectores críticos como si no. De hecho, la amenaza de la guerra híbrida es uno de los temas que se ha puesto sobre la mesa en la cumbre de la OTAN que se está celebrando estos días en Madrid y que va a tener gran impacto en el Nuevo Concepto Estratégico que se apruebe en la cumbre para los próximos 10 años.

Por otra parte, la recuperación pospandémica se está caracterizando por un entorno de inflación generalizada, que está afectando seriamente a los precios de la energía. Es más, esta situación se ha visto agravada, además de por el conflicto en de Ucrania y la reacción internacional a modo de sanciones a Rusia, por factores adicionales como la crisis en la relación de España con Marruecos y Argelia, que ha tensado aún más los precios del gas.

En este contexto, el disponer de la información oportuna en el momento justo es crucial para la toma de decisiones de negocio. En el ámbito cíber, es imprescindible conocer cuáles son las principales campañas de ciberseguridad con más probabilidad de impactar los activos IT, qué actores están detrás, cuál es la motivación (mero lucro económico, motivación geopolítica, …), qué especificidades técnicas las caracterizan y qué medidas pueden tomarse para mitigar el riesgo de ser víctima de ellas.

En el ámbito físico, las necesidades de información de las empresas cubren un espectro muy amplio de temáticas y riesgos que difícilmente pueden cubrirse de manera integral sin unos medios especializados de obtención y análisis. Riesgos de estabilidad política y jurídica en las ubicaciones en las que se opera, riesgos de catástrofes naturales, riesgos de conflictividad laboral, riesgos reputacionales y de activismo, riesgos de terrorismo, riesgos de seguridad para los trabajadores viajeros (como, por ejemplo, riesgo de secuestro), riesgos derivados de la inestabilidad macroeconómica, sucesión de eventos en medio de una crisis, etc. Además de cualquier otro dato concreto ad hoc imprescindible que se necesita conocer en un momento dado.

En este sentido, la ciberinteligencia y la inteligencia de seguridad generan un conocimiento para las empresas, orientado a la toma de decisiones, muy valioso e imposible de obtener por otros medios. La aplicación de una sólida metodología de inteligencia no solo ayuda a entender el contexto del entorno de operaciones y a entender los retos a los que se ha de hacer frente de manera ejecutiva, sino que permite anticiparse a los riesgos antes de que afloren sin margen de respuesta y facilita información clave en el momento oportuno en situaciones de crisis. Es más, en un entorno informativo de grandes cantidades de contenidos prácticamente inmanejables por las personas y de campañas deliberadas de desinformación, disponer de unas capacidades de inteligencia permiten asegurar la veracidad y autenticidad de la información que se maneja, y por tanto, protegerse frente al riesgo de la desinformación cada vez más creciente como arma competitiva.

Por tanto, disponer de unas capacidades estructuradas de obtención y análisis de información supone una ayuda esencial para la toma de decisiones efectivas de negocio, ayuda a protegerse frente al impacto de la evolución del entorno cambiante y supone una ventaja competitiva que se incrementa a medio y largo plazo.