A lo largo de los dos años marcados por la pandemia, el transporte público ha experimentado desde inquietud respecto a su viabilidad propiciada por las restricciones, hasta demostrar su total relevancia para el rumbo de la movilidad del futuro, la economía y la sociedad. Más aún, se ha posicionado en el centro de la transformación sostenible de la movilidad. Entre sus opciones, el autobús, caracterizado por su seguridad y capilaridad, constituye el nexo idóneo entre las grandes urbes y las zonas menos pobladas del país. Es por ello que garantizar con prontitud su transformación será esencial, pues actuará como elemento vertebrador y consolidará las bases de una movilidad del futuro más ágil, digital y sostenible.
Una realidad que también comparten Rafael Barbadillo, presidente de Confebus, y Cándido Pérez, socio responsable de Infraestructuras, Transporte, Gobierno y Sanidad de KPMG en España. Ambos son conscientes del papel que juega el autobús, considerado como uno de los grandes protagonistas de la transición ecológica. “El transporte público es la columna vertebral de la movilidad sostenible y tiene por delante el reto de la descarbonización de la actividad”, explica Rafael Barbadillo. Al respecto, Cándido Pérez destaca la seguridad, capilaridad y flexibilidad del autobús, “que le hacen un medio idóneo para afrontar los retos tanto de concentración de ciudades como de despoblamiento”.
Sobre esta realidad se cierne la incorporación del hidrógeno, que ambos reconocen como la ‘tecnología para la movilidad del futuro’. Al respecto, Cándido Pérez recuerda que “la tecnología basada en baterías recargables está prácticamente disponible, sin embargo, la necesidad en el radio largo de otro combustible alternativo, como pueden ser las baterías de hidrógeno, es imprescindible para llegar a las cero emisiones”.
La descarbonización de la actividad se encuentra estrechamente ligada a la digitalización y a las diversas posibilidades que brinda. Las nuevas capacidades y modos de movilidad que afloran gracias a la revolución digital otorgan un enfoque multifuncional a la movilidad. Una realidad que para Cándido Pérez se traduce en la mayor calidad y eficacia en la prestación de servicios.
“El futuro de la movilidad está en la intermodalidad”, asegura el presidente de Confebus, que añade que la digitalización “va a permitir a las propias compañías de transporte o movilidad hacer una gestión más eficiente de todos sus recursos, lo que le va a dar mayor competitividad al transporte colectivo”.
Otros de los puntos clave sobre los que está poniendo el foco el sector es la mejora de esta competitividad, que hace referencia a la capacidad del transporte colectivo para atraer viajeros que se mueven en medios alternativos, especialmente tras haber demostrado sus indudables ventajas durante la pandemia. Frente a esta realidad, el apoyo de la Administración será especialmente relevante para lograr hacer más atractivo el transporte público entre los viajeros.
Uno de los puntos sobre los que apostar, como ejemplifica Rafael Barbadillo, es el mayor desarrollo de las infraestructuras, citando como ejemplo la positiva repercusión de los carriles bus-VAO, “necesarios en todas las entradas de las grandes ciudades, lo que va a permitir regularidad, puntualidad y mayor velocidad comercial”. Atributos que, sin lugar a duda, harán del transporte público una alternativa mucho más interesante.
La movilidad sostenible y conectada representa alrededor del 20% de los fondos del Plan de Recuperación de la UE. En consecuencia, se esperan “inversiones en infraestructuras, fundamentalmente ferroviarias, pero también en el resto de los medios; la instalación de cargadores; y el fomento de las políticas sostenibles, desde la propia generación y almacenamiento tanto eléctrico como en hidrógeno”, recuerda el socio responsable de Infraestructuras, Transporte, Gobierno y Sanidad de KPMG.
Aportaciones que bien podrían ayudar a dar el salto de transformación que precisa el sector, en especial tras una coyuntura que ha lastrado su crecimiento y la del resto del tejido económico. Sin embargo, el presidente de Confebus es consciente de la necesidad de agilizar este proceso, a la vez que aumentar el volumen de las partidas para que las ayudas europeas se traduzcan en un incentivo real para emprender dicha transformación.
Tradicionalmente el autobús se ha venido posicionado como un elemento de peso en el entorno de la movilidad y, a día de hoy, ocupa una posición central en el ámbito de la transformación del sector. En palabras de Cándido Pérez: “tiene mucho que aportar a la movilidad y a la mejor experiencia de los viajeros”.
Por su parte, Rafael Barbadillo confía en la viabilidad del transporte público para transformar el ecosistema de la movilidad, así como “ensanchar la actividad de las empresas para acaparar todo lo que está desarrollándose en el mundo de la movilidad”. Se trata de metas ambiciosas y de amplio calado, pero igualmente necesarias sobre las que el sector sigue inmerso y planea continuar avanzando.
En su conjunto, la hoja de ruta sobre la que vertebrar la nueva movilidad sostenible se asienta sobre las bases de la digitalización y la intermodalidad, que requerirá del apoyo institucional para su desarrollo y consolidación. Sin duda, factores clave para atraer y retener a un mayor número de usuarios, proporcionando una oferta de transporte más flexible, segura y eficiente.
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