Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV: “La transformación digital y sostenible no se logrará solo con fondos europeos y endeudamiento bancario, los mercados de capitales serán un pilar esencial”

Con una amplia experiencia en el organismo supervisor, Rodrigo Buenaventura pone énfasis en la transparencia y en el relevante papel del mercado de valores en la transformación de la economía. Por un lado, la inversión con criterios ESG impulsará la sostenibilidad, para lo que la la información medible y comparable es crucial. Por otro, valora de forma positiva iniciativas como el sandbox para favorecer la innovación y la adaptación de la regulación a nuevos modelos de negocio. Todo ello sin dejar de lado el mayor escrutinio de los grupos de interés sobre la aportación de las compañías a las comunidades en las que operan, para lo que incide en el desarrollo de métricas adecuadas.

PREGUNTA. La sostenibilidad no solo ha transformado el modo de actuar de gobierno, empresas y sociedad buscando una economía más verde y circular sino que está suponiendo un punto de inflexión en el mercado de capitales. ¿Cómo valoras la evolución de la inversión con criterios ESG en los últimos años y qué medidas consideras clave abordar a corto plazo para su refuerzo?

RESPUESTA. La sostenibilidad es un proceso sin retorno. A pesar de que la evolución de la inversión en ESG en los últimos años ha sido aceptable, va a ser en los próximos cuando se multiplique por un factor muy elevado hasta provocar la mayor relocalización de activos en los mercados financieros de las últimas décadas.

La Unión Europea está liderando este ámbito y entre las medidas claves se encuentra la finalización de la regulación para aplicar los criterios ESG a la gestión de activos y a la información de empresas cotizadas y otros aspectos destacados como la taxonomía, que incrementará la transparencia para los inversores y provocará que los criterios que se apliquen sean claros, uniformes y comparables.

La digitalización y las nuevas tecnologías son dos de los pilares del crecimiento del sistema financiero, para lo que el sandbox supondrá un importante impulso permitiendo desarrollar nuevos modelos de negocio y productos financieros. ¿Qué lecciones crees que es importante extraer de estos periodos de prueba para acelerar la transformación digital del sector?

La primera cohorte del Sandbox está aún en una fase incipiente, por lo que es difícil extraer conclusiones. En términos generales, para un supervisor como CNMV es un proceso útil para la identificación de obstáculos regulatorios que pudieran ser un impedimento en el desarrollo de determinados modelos de negocio. En segundo lugar, permite conocer en profundidad cómo las nuevas tecnologías pueden ayudar en los procedimientos de supervisión de las autoridades o de cumplimiento normativo. Por último, facilita identificar los riesgos concretos que determinadas actividades impulsadas por las nuevas tecnologías suponen para los participantes del sistema financiero.

“A pesar de que la evolución de la inversión en ESG en los últimos años ha sido aceptable, va a ser en los próximos cuando se multiplique por un factor muy elevado hasta provocar la mayor relocalización de activos en los mercados financieros de las últimas décadas”
Los grupos de interés han aumentado su escrutinio sobre cómo las empresas llevan a cabo su actividad, demandando una mayor transparencia sobre cómo la estrategia y el crecimiento están vinculados a la ética y los valores. ¿En qué aspectos crees que es importante poner foco en los próximos años para satisfacer estas exigencias?

Tan importante resulta para nosotros este punto que la CNMV modificó el Código de Buen Gobierno en varios aspectos relacionados con este ámbito e incluimos, además, como objetivo para 2021, la elaboración de un código de stewardship para mejorar el ejercicio de la responsabilidad fiduciaria de la inversión institucional. Pero, tan relevante como las recomendaciones es la medición del impacto de la actividad de las empresas en la comunidad, el medio ambiente o la sociedad en su conjunto. Solo si somos capaces de acordar métricas globales, también en el terreno ético, podremos canalizar y monitorizar este fenómeno.

En los últimos años ha calado la premisa de que la diversidad en el talento repercute de forma positiva en los resultados de las compañías, al contar con una mayor riqueza de conocimiento, cualidades y habilidades. ¿Qué recomendaciones darías a las empresas que todavía no alcanzan las cifras deseadas en materia de diversidad?

En materia de buen gobierno, nos hemos centrado en la diversidad de género, si bien hemos tocado la diversidad también desde la perspectiva de la experiencia y la formación. La principal recomendación es que sigan nuestro Código de Buen Gobierno, en el que animamos a alcanzar unos porcentajes objetivos claros en términos de diversidad de género en los consejos de administración.

Hay que avanzar en presencia de mujeres en los consejos (hacia el 40% a finales del año próximo), pero también en la participación de las mujeres en la alta dirección, que sigue siendo escasa (17% en 2020). No veo ningún motivo para que las empresas no se beneficien del talento y la riqueza de análisis y toma de decisiones que aporta la diversidad.

“Tan relevante como las recomendaciones es la medición del impacto de la actividad de las empresas en la comunidad, el medio ambiente o la sociedad en su conjunto”
España se encuentra en un momento crucial, no solo de recuperación sino de construcción de una economía más resiliente y competitiva. Para la puesta en marcha de los proyectos que supondrán los pilares de esta nueva economía, la Unión Europea plantea aumentar la financiación a través de mercados de capitales. ¿Qué medidas consideras necesario implementar para estimular esta financiación minimizando los posibles riesgos?

Este es probablemente el reto de mayor calado que tenemos entre manos en el sistema financiero. La recuperación económica y la transformación digital y sostenible no se lograrán solo con fondos europeos y endeudamiento bancario, así que los mercados de capitales serán un pilar esencial para la financiación de nuestras empresas. Hemos estimado en más de 10.000 millones de euros adicionales anuales el capital necesario para afrontar los próximos años y eso solo es posible lograrlo con mercados más profundos y ágiles y con empresas más proclives a cotizar. Hay que seguir siendo imaginativos y explorar todas las fórmulas posibles para atraer a más emisores y más inversores al mercado de valores.