RESPUESTA. Si bien es cierto que ya hace varios años que se viene incidiendo desde distintas instituciones en todos los asuntos en materia de ESG, en los últimos meses da la impresión de haberse precipitado de forma que las empresas de tamaño medio se sienten de algún modo sobrepasadas por el exceso de regulación y las nuevas obligaciones al respecto, que en principio parecen bastante exigentes.

No obstante, estimamos que este proceso no tiene marcha atrás, la sostenibilidad se va a integrar en la vida diaria de las empresas, y esto es bueno. Es función de los Consejos de Administración impregnar de esta sensibilidad a las organizaciones.

La mayoría de los avances en calidad de vida y esperanza de vida de la sociedad vienen dados por la I+D+i. Para que esto continúe siendo posible, hay que apostar firmemente por la investigación en salud, desde el diagnostico al tratamiento, desde la prevención hasta la educación en salud. Es un camino a largo plazo, pero a corto plazo se deberían empezar a construir infraestructuras adecuadas, incentivar a los investigadores, dotar de suficientes recursos financieros a los proyectos, eliminar burocracia y apoyar en todos los ámbitos a los emprendedores nacionales que invierten en investigación.

Nosotros hemos tenido siempre muy clara nuestra misión como compañía. No perder ese foco es lo que hace que la misión trascienda en cualquier entorno y seamos capaces de gestionar las disrupciones. Tenemos muy claro lo que somos y nuestros objetivos, la cuestión es saber adaptarnos a los cambios del entorno en cada momento para conseguir cumplir esos objetivos. Lo que permite mantener una misión invariable es tener muy claro dónde queremos llegar.

En nuestro caso, nos inspira el mar, nos impulsa la ciencia y nos motiva mejorar la vida de los pacientes con cáncer mediante el desarrollo de nuevos medicamentos. Nos proponemos seguir siendo el líder mundial en el descubrimiento, desarrollo e innovación de medicamentos de origen marino.

En un entorno tan cambiante, global y diverso, un líder debe de ser capaz de ilusionar, de generar la confianza necesaria y obtener el compromiso de la organización con los objetivos marcados. Para ello, valores como la integridad, la flexibilidad, el respeto a la diversidad y el compromiso con la sostenibilidad son cualidades que hoy se hacen más necesarias que nunca.

Si por algo se caracteriza el sector biofarmacéutico es por la necesidad de apoyarse en el conocimiento básico de las enfermedades y el avance continuo de la ciencia, así como por su interacción con otras entidades, ya sean públicas o privadas, para llevar adelante los desarrollos de cualquier producto terapéutico o diagnóstico.

Este enfoque colaborativo permite la puesta en común de tecnologías punteras y multidisciplinares, entre las que se encuentra, sin duda, la inteligencia artificial y la utilización masiva de datos que nos permitirán en un futuro avanzar más rápido en los desarrollos o ser más precisos a la hora de tratar a pacientes. Sin duda alguna, las empresas de nuestro sector son clave a la hora de hacer una traslación más rápida de esa ciencia inicial, que se inicia a veces en Hospitales o Centros de Investigación, al mercado.

En España, se acotan demasiado los programas de colaboración público-privada de forma que se establecen parcelas o estancos que no se comunican entre sí y que dispersan la financiación en miles de proyectos muy pequeños que luego no tienen financiación suficiente para avanzar; véase de ejemplo lo que ha pasado con el desarrollo de vacunas.