¿Estamos ante la tormenta perfecta para las exportaciones?

Las exportaciones españolas de bienes crecieron un 4,9% interanual en los cuatro primeros meses de 2015, según los últimos datos publicados por la Secretaría de Estado de Comercio, lo que contrasta con el moderado incremento del 1,4% que se registró en el mismo periodo de 2014. Esta reactivación coincide con dos tendencias de indudable impacto sobre la actividad exterior de las empresas españolas: la depreciación del euro y la caída de los precios del petróleo.

“La moneda única registra una significativa depreciación respecto al dólar desde mayo de 2014, un proceso que se ha visto acentuado por dos acontecimientos relevantes: la retirada por parte de la Reserva Federal estadounidense de su plan de estímulo económico y la implementación de una política monetaria no convencional por parte del Banco Central Europeo”, comenta Antonio Hernández, socio de Estrategia Energética e Internacional de KPMG en España. Pero el euro no solo ha experimentado una depreciación sobre la divisa estadounidense, sino también respecto a otras monedas de potencias emergentes como el yuan chino o la rupia india.

Un euro débil, toda vez que abarata los productos españoles en países fuera de la eurozona, debería ser un acicate para las exportaciones. Así lo confirma el Índice de Tendencia de Competitividad (ITC), un indicador elaborado por el Ministerio de Economía y Competitividad, que analiza la evolución de la competitividad-precio de la economía española respecto a otros países. Según los últimos datos disponibles, el ITC (calculado con IPCs) disminuyó en el primer trimestre de 2015 un 1,7% respecto a los países de la Unión Europea, un 7,2% frente a los países de la OCDE y un 12,3% frente a los países BRICs. Y en los tres casos el índice del tipo de cambio es el principal responsable de la ganancia de competitividad. “Un descenso de los índices implica una ganancia de competitividad-precio frente a los países respecto a los que se calcula”, confirma Antonio Hernández.

La significativa caída de los precios del petróleo desde agosto de 2014 (el barril ha pasado de superar los 100 dólares a estabilizarse entre los 60 y 70 dólares) es otra circunstancia positiva para las exportaciones, pues “abarata los costes logísticos, que tienen un relevante impacto en el precio final del producto exportado y, a diferencia de lo que ocurre con el efecto del tipo de cambio, este factor afecta también a las exportaciones dentro de la eurozona (que concentra aproximadamente el 50% del total de exportaciones españolas)”, añade el experto de KPMG.

¿Estamos, pues, ante la tormenta perfecta para las exportaciones? Lo cierto es que las empresas ya han notado los efectos positivos de estos dos cambios de tendencia. Según refleja la Encuesta de Coyuntura de la Exportación que elabora el Ministerio de Economía y Competitividad, el tipo de cambio y el precio del petróleo han pasado en menos de un año de tener un impacto negativo a convertirse en aliados para las exportaciones españolas. En el primer trimestre de 2014, solo el 6,9% de los exportadores consideraban que el tipo de cambio era un factor que afectaba positivamente a la exportación, frente al 35,4% del mismo periodo de 2015, y un porcentaje aún menor (4,7%) señalaba al precio del petróleo como un factor positivo, en contraposición al 37% actual.

Antonio Hernandez intenta contestar, así,  a esta compleja cuestión: “No cabe duda de que la coyuntura actual, con un euro débil y el barril de petróleo en mínimos históricos, supone una buena noticia para las empresas exportadoras españolas. Ahora bien, no hay que olvidar que son hechos circunstanciales y que la actividad exportadora ha de tener un enfoque estructural para ser exitosa”. En este sentido, “cabe destacar que la competitividad internacional de la empresa es una ecuación compleja que no sólo depende del precio, sino de muchas otras variables. Y las empresas españolas son cada vez más conscientes de ello, como muestra el hecho de que el citado crecimiento del 4,9% de las exportaciones españolas de bienes en el periodo enero-abril de 2015 es superior al crecimiento medio (3,8%) de las exportaciones de la eurozona (cuyos países se ven igualmente favorecidos por el tipo de cambio y el precio del petróleo)”, matiza.

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