La madurez de la nube: más allá del coste

A principios de los años 2000 operadores como Google o Amazon comenzaron a ofrecer a terceros servicios de almacenamiento de información y de utilización de aplicaciones en sus infraestructuras. Es el origen de los servicios en la nube, que hoy son utilizados por dos de cada diez empresas en la Unión Europea y que atesoran un importante potencial: el impulso que está tomando su uso tanto entre compañías como entre particulares podría suponer multiplicar por dos los ingresos del sector entre los países miembro hasta los 80.000 millones de euros en 2020, según datos de la Comisión Europea.

A lo largo de esta década, el uso de la nube se ha extendido entre las compañías europeas, aunque los datos de Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, muestran que las diferencias regionales son sustanciales: mientras que en Finlandia la penetración alcanzó a más de la mitad de las compañías en 2014, España se queda a cinco puntos de la media comunitaria, con un 14%. El uso entre particulares está ligeramente más extendido. El 24% de la población española de entre 16 y 74 años utilizó servicios de almacenamiento en la nube en 2014 para guardar documentos, fotografías, música o vídeos, frente al 21% de media comunitaria.

Costes y… algo más

Las ventajas que ofrecen los servicios en la nube son tangibles para las empresas. Según la Comisión Europea, “la utilización del cloud computing puede suponer ahorros considerables en los presupuestos de IT para las empresas”, unos ahorros que el organismo cifra de entre el 10% y el 20%. Pero, a este beneficio más obvio relacionado con los costes y la eficiencia, Javier Martín Barroso, director responsable del área de CIO Advisory de KPMG, añade “la escalabilidad (posibilidad de aumentar la capacidad del sistema sin perder calidad), la rapidez y la centralización para coordinar y gestionar aplicaciones desde diferentes dispositivos. Todas estas características serán cada vez más importantes en el cambiante panorama tecnológico actual”, comenta.

Según el informe de KPMG Elevating Business in the cloud, las empresas son cada vez más conscientes de estas ventajas más allá del coste, de ahí la madurez a la que están llegando los servicios en la nube. En esta encuesta realizada a más de 500 directivos a nivel mundial, el ahorro de costes siguió mencionándose como la principal razón para el uso del cloud computing, con un 49% de las respuestas, aunque le siguió muy de cerca ‘mejorar la capacidad de trabajar a través del móvil’, con un 42%. En la encuesta realizada en 2012, la diferencia entre el primer factor (ahorro de costes) y el segundo (rapidez en la adopción) fue mucho mayor. En cuanto a los beneficios concretos alcanzados, los consultados señalaron que utilizar la nube les ha ayudado a mejorar el rendimiento de su negocio (73% de respuestas), el nivel de automatización de los servicios (72%) y la reducción de costes (70%).

Seguridad: el principal obstáculo

A pesar de estos avances, los obstáculos persisten. Así lo consideran las empresas encuestadas por Eurostat en 2014, que apuntan hacia un factor como el principal freno para el desarrollo de la nube: la seguridad. Así, un 37% de las compañías que aún no había utilizado servicios de cloud computing mencionó el riesgo de que se produzca un fallo de seguridad como uno de los principales por lo que no lo habían hecho. Entre las que sí utilizaban la nube, un 39% aseguró que esta era la principal razón para no realizar un uso más amplio de estos servicios. A este se añaden otros argumentos, como el desconocimiento de la localización de los datos (46% de las respuestas en el segmento de empresas grandes) y la incertidumbre sobre la ley aplicable (46% en el mismo segmento).

“Existen soluciones para minimizar los riesgos en seguridad que las empresas han de tener en cuenta, pero, además, es importante que las compañías, para alcanzar el máximo potencial de la nube, consideren lo siguiente: en primer lugar, es relevante que las empresas no vean la nube como un proyecto tecnológico más, sino como una transformación que afecta tanto a la estrategia como a la ejecución. En segundo, las organizaciones deben gestionar los proyectos de implantación de la nube de forma centralizada y, si puede ser, hacerlo en profesionales senior con capacidad de decisión que, además, fomenten la cultura de transformación en la compañía. Por último, es importante medir los resultados de los proyectos en la nube para conocer si se han alcanzado los objetivos de negocio”, concluye José Luis Arias, socio responsable de IT Advisory de KPMG en España.