El nuevo escenario de los precios de transferencia: retos y oportunidades para España

El ejercicio 2025 confirma algo que muchos ya intuíamos: el régimen de precios de transferencia vive una transición profunda, acelerada tanto por la presión regulatoria como por la transformación tecnológica. Multinacionales de todos los sectores están ajustando sus políticas internas en un entorno en el que confluyen aranceles imprevistos, tipos de interés aún elevados, reorganizaciones operativas y la irrupción masiva de la inteligencia artificial. La cuestión es simple: o los grupos alinean sus modelos de negocio, datos y políticas de precios de transferencia, o la controversia se volverá un riesgo estructural.

España no queda al margen. El avance de la Administración Tributaria en análisis de datos, la creciente interacción con estándares OCDE y las actuaciones coordinadas con otras jurisdicciones elevan el listón de coherencia y evidencia documental exigida a los contribuyentes. A esto se suma un tejido empresarial que, tras años de transformación digital, empieza a generar activos intangibles crecientemente valiosos, especialmente ligados a IA y datos, con efectos directos en DEMPE (análisis funcional relativo al desarrollo y uso de activos intangibles), valoración y sobre la asignación de beneficios dentro de las cadenas de valor.

Un marco normativo global cada vez más complejo

Los cambios recientes en múltiples jurisdicciones —desde las nuevas reglas brasileñas hasta la casuística creciente en Oriente Medio, México o Alemania— no son fenómenos aislados. Marcan una deriva clara: mayor granularidad normativa, más énfasis en DEMPE y un escrutinio cada vez más intenso respecto de la financiación intragrupo. Para grupos con filiales españolas, esto se traduce en tres exigencias inmediatas.

Primero, asegurar alineación entre política global y ejecución local. La AEAT (Agencia Estatal de Administración Tributaria) está revisando con más detalle la coherencia entre acuerdos intragrupo, contabilidad, facturación y flujos de negocio reales.

Segundo, reforzar documentación de funciones reales. En España, la prueba sobre quién crea valor —y en qué medida— se ha vuelto más fina en empresas prestadores de servicios, centros de soporte, funciones comerciales regionales o equipos involucrados en desarrollo tecnológico. Pasaría algo similar respecto de la prestación de servicios interco. Sin un análisis funcional detallado, las posiciones en inspección se debilitan.

Tercero, anticipar interacciones entre ajustes de precios de transferencia y aranceles. La tendencia global demuestra que los ajustes de fin de ejercicio pueden generar devoluciones arancelarias o, por el contrario, costes adicionales si no se gestionan a tiempo. Adicionalmente, en muchas jurisdicciones los ajustes en materia de precios de transferencia implican ciertas obligaciones formales administrativas y, por lo tanto, es necesario anticipar la realización de ajustes para que no originen doble imposición por imposibilidad de cumplir las obligaciones administrativas

Auge de las inspecciones con más foco en intereses intragrupo

El incremento de la controversia es un patrón internacional y España no es excepción. Dos áreas destacan además de los sospechosos habituales como los servicios intragrupo o la remuneración para actividades de “riesgo limitado”.

  • Operaciones financieras: con tipos aún altos y volatilidad persistente, la Administración Tributaria revisa con atención variaciones entre el coste de financiación de una entidad y el tipo aplicado intragrupo. La tendencia es clara: quien no documente adecuadamente política, funciones relativas a la gestión de los fondos y riesgos específicos, benchmarking y racionalidad económica, asumirá riesgos crecientes.
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  • Centros de datos y “global capability centers: a medida que grupos multinacionales centralizan funciones digitales, el debate sobre quién crea valor —y dónde— gana complejidad. España, que aspira a seguir captando hubs tecnológicos, necesitará posicionarse con modelos sólidos de funcionalidad, riesgo y retribución, evitando que la centralización derive en ajustes defensivos por parte de la AEAT.

La disrupción tecnológica: IA y automatización reescriben cómo se gestionan los precios de transferencia

La gran novedad de 2025 es el impacto real de la IA generativa en la operativa de precios de transferencia. La tecnología ya no es un accesorio; es un componente central de cumplimiento y planificación.

Tres tendencias relevantes observadas:

  • Automatización del “operational transfer pricing”. Los ERPs y las herramientas de analítica permiten calcular precios, detectar desviaciones y generar reportes de forma continua. Esto reduce errores, pero también eleva las expectativas de la Administración: si puede automatizar, se presume mayor control interno y capacidad para aportar mayor soporte.
  • Asignación del valor en modelos IA. Quien desarrolla, mantiene y explota modelos de IA tendrá impacto relevante en la asignación de beneficios dentro del Grupo: ¿qué entidad asume los costes de entrenamiento? ¿Quién controla las decisiones clave del desarrollo?
  • Propiedad del “Digital IP”: bases de datos, algoritmos, capacidades de predicción y modelos entrenados, empiezan a identificarse y tratarse como intangibles de alto valor. Su localización funcional (DEMPE) será determinante en disputas futuras.

Cómo deberían reaccionar las empresas en España

  • Revisar y actualizar la política de precios de transferencia. Debe alinearse con el modelo de negocio real y prever nuevas líneas de actividad, reorganizaciones o implantación de herramientas digitales. Documentación consistente y sólida además de contratos interco claros y actualizados se antojan como herramientas imprescindibles.
  • Fortalecer datos, sistemas y trazabilidad. La AEAT analiza la consistencia entre datos contables, acuerdos e información pública disponible (cada vez más abundante y relevante). La transición de procesos manuales a automatizados reduce riesgo y mejora capacidad de respuesta.
  • Implantar un sistema de cumplimiento basado en riesgos. Materialidad de flujos intragrupo, historial de inspección, tendencias de la AEAT y requisitos locales. La homogeneización documental —Local File, Master File, Mod232, contratos, análisis funcional— es fundamental para evitar incoherencias que activen inspecciones.
  • Gestionar proactivamente la controversia. APAs y programas de aseguramiento cooperativo como ICAP deberían valorarse seriamente en transacciones significativas o de alta complejidad. Ante operaciones financieras, conviene reforzar evidencia de racionalidad económica, métricas financieras del Grupo y ejercicios de comparabilidad más allá de los benchmarkings tradicionales.
  • Monitorizar cambios globales y su impacto en España. La coordinación entre filiales españolas y la matriz es clave en ajustes, ejercicios DEMPE y nuevos activos intangibles – digitales.

Oportunidad para quienes se anticipen

Los próximos años no serán sencillos, pero ofrecerán margen para quienes consigan convertir los precios de transferencia en un “socio estratégico” del negocio. La clave será combinar tres ejes: políticas adaptadas a la evolución del modelo empresarial; integración real con tecnologías basadas en datos e IA; y vigilancia continua del entorno regulatorio.

La complejidad no desaparecerá, pero puede gestionarse si la función fiscal se reposiciona como elemento central de gobierno corporativo. Quien construya ese marco con anticipación estará en disposición de gestionar mejor el riesgo y dispondrá de una narrativa mucho más defendible ante cualquier administración. En este escenario, contar con un asesor que combine visión regulatoria global, amplia experiencia en controversia y capacidad tecnológica es diferencial: desde KPMG ayudamos a diseñar políticas robustas, optimizar procesos con datos y anticipar riesgos para que la función de precios de transferencia gane control, eficiencia y capacidad de respuesta.