Compliance: viendo nuestro lado oscuro

Muchos profesionales del compliance han podido observar episodios irracionales e incluso violentos de quienes se ven contrariados por las normas o los mandatos éticos de la organización.

Existen manifestaciones de la conducta que deploramos y evitamos, como la rabia, el orgullo, los celos, la venganza, la mentira, el resentimiento y tantísimas otras. Hay quienes dicen que las reconocemos fácilmente dado que las hemos experimentado en alguna ocasión, porque habitan en nosotros. Eso pensaba el psicólogo Carl Jung, coetáneo de Sigmun Freud, cuando acuñó el concepto de “sombra personal”. Sería el lugar de nuestro inconsciente donde residen esas emociones que denostamos porque contravienen el concepto consciente de nosotros mismos.

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Sin embargo, ocasionalmente, no se pueden reprimir y brotan en forma de comportamientos vergonzantes, que no sólo sonrojan a los observadores, sino también a sus propios protagonistas. La analista Marie-Luise von Franz decía que afloran como actos impulsivos involuntarios, que llevan a situaciones jamás pretendidas y que no se desean conscientemente. Los profesionales del compliance conocen “la sombra” de los demás, pues la ven con más frecuencia de lo que quisieran.

No es una patología

Cualquiera puede tener un mal día. Un debate acalorado, un comentario hiriente, una situación que se antoja injusta, liberan la “sombra” de la que hablaba Carl Jung. Curiosamente, a pesar de ser una manifestación estigmatizante, generalmente es comprendida por el público. El psicólogo Robert Sapolsky subraya, por ejemplo, cómo distinguimos entre la violencia de sangre caliente y la de sangre fría. Comprendemos mucho más la primera, hasta el punto de que algunos sistemas jurídicos la consideran un factor atenuante: pongamos el caso del padre atormentado que mata al asesino de su hijo, en comparación con el psicópata que asesina al azar sin mediar causa alguna. Si tuviéramos que empatizar con alguno de ambos, ¿con cuál lo haríamos antes?

Sería ridículo negar la existencia cotidiana de comentarios fuera de lugar, expresiones o conductas desafortunadas. Sin embargo, en su gran mayoría no revelan trazos psicopáticos ni son desviaciones patológicas de la conducta, sino episodios circunstanciales. Sin restarles un ápice de importancia incluso legal, algunos los califican de “conflictos interpersonales” y los excluyen de las categorías jurídicas más graves.

Aproximación de Compliance

Lamentablemente, no pocos debates de compliance abren la espita de “la sombra”. Carl Jung lo consideraría una oportunidad para mostrar al sujeto la escisión en su conciencia entre el ideal ético de sí mismo y el subconsciente inmoral que asoma abruptamente. Sin embargo, ya son muchas las tareas de compliance para añadir además la de psicólogos, y normalmente bastará con exponer a sus protagonistas lo mucho que defraudan en esos lapsus.

En el video siguiente explico concepto de “sombra personal” y el impacto que tiene en la gestión diaría de personas que desarrolla compliance. Todo ello, considerando las opiniones de psiquiatras, psicólogos y analistas relevantes, que llegan incluso a trasladar esta aproximación a las personas jurídicas.