Ante el auge de los fondos monetarios tokenizados: una oportunidad para la gestión de activos

La tokenización de activos se refiere a la representación digital de activos financieros mediante tokens en una red blockchain o libro mayor distribuido. Así, el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés) la define como “la representación de activos tradicionales, como instrumentos financieros, cestas de garantías o activos reales, en forma de tokens emitidos en la red de contabilidad distribuida”. Esta tecnología está ganando protagonismo tanto en Europa como en Estados Unidos, impulsada por proyectos piloto en mercados regulados y el interés de grandes instituciones. Tanto que el Banco de Pagos Internacionales (BIS) señala que las soluciones basadas en tokens pueden cambiar la estructura de los mercados financieros reduciendo costes de transacción y habilitando usos innovadores, si bien requieren una gobernanza sólida y una gestión de riesgos rigurosa.

En Europa, los reguladores han dado pasos firmes: el Reglamento DLT Pilot de la UE permite experimentar con la negociación de valores tokenizados, y la regulación MiCA, aunque no aplica directamente en este contexto, establece un marco para criptoactivos reflejando el impulso supervisor por adaptarse estas innovaciones. Y, al mismo tiempo, en EE. UU. varias gestoras tradicionales han lanzado fondos tokenizados o exploran hacerlo, evidenciando un creciente interés por integrar blockchain en la arquitectura financiera existente.

Fondos monetarios: los candidatos ideales para tokenizar

Ciertos productos financieros destacan como especialmente adecuados para la tokenización gracias a sus características intrínsecas. En particular, los fondos de mercado monetario (MMFs) pueden ser considerados como el mejor candidato por varios motivos: ofrecen alta liquidez (los inversores pueden entrar y salir a diario), presentan bajo riesgo al invertir en activos seguros de corto plazo (letras del Tesoro, deuda pública, etc.), y su operativa es simple y estandarizada. De hecho, las características de un MMF tokenizado se podría asemejar a las de un stablecoin en varios aspectos: los activos subyacentes altamente líquidos (p. ej., Tesoros de EE. UU.) aportan estabilidad, y las participaciones tokenizadas se pueden transferir de forma instantánea entre usuarios.

A diferencia de los stablecoins –que típicamente no ofrecen rendimiento–, los fondos monetarios tokenizados generan rentabilidad, aproximadamente del orden del 4-5% anual, según Bloomberg, ligado a los intereses de la deuda pública estadounidense, pagada como interés diario e incluso contabilizada al segundo en ciertos fondos pioneros. Esta combinación de liquidez, seguridad y rendimiento hace que los MMFs destaquen como el caso de uso estrella para la tokenización en la gestión de activos.

Crecimiento acelerado de los MMFs tokenizados

El fenómeno de los fondos monetarios tokenizados ha cobrado fuerza de forma notable en los últimos dos años, especialmente en Estados Unidos. Prueba de ello es que el valor de mercado de los MMFs tokenizados que invierten en deuda pública pasó de apenas $100 millones a finales de 2022 a más de $7.000 millones en junio de 2025, según datos del Banco de Francia y el Índice de Datos para los Mercados de Capitales de Internet.  Si bien esta cifra aún representa solo un 0,1% aproximadamente del vasto mercado global de fondos monetarios (más de $7 billones en activos), la tendencia apunta a un crecimiento acelerado.

Si bajamos más al detalle, podemos decir que el mercado estadounidense está relativamente concentrado: se reparte principalmente entre cuatro grandes fondos monetarios tokenizados lanzados por grandes gestoras tradicionales, aunque también hay gestores emergentes de la esfera cripto-financiera que también participan en este nicho, ofreciendo tokens respaldados por carteras de Tesoros a corto plazo. Y las proyecciones anticipan que esta clase de activos seguirá ganando tamaño: según diferentes análisis podrían alcanzar entre $300.000 y $400.000 millones en activos globales para 2030, convirtiéndose en uno de los segmentos digitales de mayor crecimiento en la industria.

Radiografía del mercado europeo

En Europa, la adopción aún es incipiente, pero comienza a despegar con iniciativas pioneras. Algunas gestoras han recibido aprobación en Luxemburgo para lanzar los primeros fondos monetarios tokenizados domiciliados bajo normativa UCITS, registrando sus participaciones en blockchain pero operando dentro del marco regulatorio europeo. Asimismo, hay ejemplos en los que determinadas startups han tokenizado fondos en dólares y euros a través de múltiples cadenas de bloques, logrando más de 160 millones de euros en activos bajo gestión tras solo nueve meses desde su lanzamiento. Y, además, las plataformas de distribución líderes llevan varios años explorando la emisión y liquidación de fondos de inversión mediante DLT.

Pese a estos avances, el mercado europeo de fondos tokenizados se mantiene muy reducido en comparación con el estadounidense, aunque se espera que la armonización regulatoria y el interés de gestoras globales impulsen su crecimiento en los próximos años.

Oportunidades para gestores de activos y banca privada

También la tokenización de activos presenta importantes oportunidades para las gestoras de fondos y la banca privada, especialmente al combinar la innovación digital con productos de perfil conservador como los MMFs.

En primer lugar, porque promete una mayor eficiencia operativa: al registrar las participaciones en una red blockchain, las transacciones de suscripción y reembolso pueden liquidarse casi en tiempo real con mínima fricción. Ya existen ejemplos que combinan un fondo monetario tokenizado con un swap de divisas digital para lograr liquidación instantánea de operaciones en distintos mercados. Esto permite eliminar demoras de conciliación y acelerar la gestión de tesorería (p. ej., moviendo liquidez entre monedas y activos al momento), algo inviable con la infraestructura tradicional. La reducción de intermediarios y el establecimiento procesos automatizados vía smart contracts también se traducen potencialmente en costes más bajos y menos riesgo operativo.

¿Necesitas asesoramiento ante el rápido crecimiento de los fondos tokenizados?

Y, en segundo lugar, porque la tokenización abre nuevos canales de distribución y acceso. Los inversores pueden interactuar con estos fondos a través de monederos digitales en cualquier momento (24/7). Esto amplía el alcance a una base de clientes más global y diversificada, incluidos aquellos usuarios familiarizados con entornos digitales que buscan activos líquidos y seguros dentro del ecosistema blockchain. Para las bancas privadas, incorporar fondos tokenizados supone ofrecer a sus clientes una propuesta diferenciada –combina la comodidad y disponibilidad propia de los criptoactivos con la seguridad y regulación de un fondo tradicional–. Como ejemplo, un cliente de alto patrimonio tecnológicamente sofisticado podría mantener su liquidez en un MMF tokenizado integrado en su portfolio digital, obteniendo rentabilidad diaria y posibilidad de movilizar esos fondos al instante para nuevas inversiones.

En paralelo, la tokenización potencia la innovación en productos financieros. Al programar activos en una plataforma digital, es factible agregar funcionalidades antes impensables: distribuir la rentabilidad de forma granular intradía (permitiendo que un inversor obtenga interés por cada hora que mantuvo sus tokens), o combinar directamente un fondo monetario con servicios añadidos (como líneas de crédito automáticas usando los tokens como garantía, o conversiones de divisa integradas).

Las grandes gestoras tradicionales ya reconocen estas ventajas estratégicas y varias firmas han subrayado que la tokenización puede democratizar el acceso a determinadas inversiones, mejorar la eficiencia y en definitiva aportar más valor y transparencia a sus clientes e inversores. Todo ello se traduce en la oportunidad de modernizar sus modelos de negocio, atraer a una nueva generación de clientes digitales y ganar eficiencia sin sacrificar la protección ni la confianza que caracterizan al sector.

Riesgos y retos normativos: estabilidad, liquidez e inversores

A pesar de los beneficios mencionados, los fondos monetarios tokenizados también conllevan riesgos y desafíos regulatorios que requieren atención. La estabilidad financiera es uno de ellos. Porque, si este mercado crece sustancialmente, podría convertirse en un nuevo canal de contagio entre las finanzas descentralizadas y el sistema tradicional. Por ejemplo, durante episodios de alta volatilidad en criptoactivos, los inversores podrían refugiarse en MMFs tokenizados en busca de estabilidad y rendimiento (en lugar de usar stablecoins como hasta ahora).

Más adelante, una vez pasada la turbulencia de mercado, esos mismos inversores podrían canjear en masa sus tokens por dinero fíat, forzando al gestor del fondo a liquidar apresuradamente posiciones en bonos del Tesoro u otros activos subyacentes. Este comportamiento de “salida en estampida” recuerda los riesgos de rescates masivos que ya preocupan en los stablecoins y en los propios fondos monetarios tradicionales –como se vio en 2008–, y podría amplificar tensiones en los mercados de deuda soberana si no se gestiona adecuadamente.

Otro de los retos es la liquidez intradía y el posible desacople entre la negociación continua del token y la liquidez de los activos subyacentes. La tecnología permite teóricamente operar o canjear participaciones 24/7, pero los activos en los que invierten los MMFs (p. ej., letras del Tesoro de EE. UU.) solo se negocian en horarios de mercado. Si muchos partícipes decidieran rescatar sus tokens fuera del horario bursátil, el fondo no podría vender los instrumentos subyacentes hasta la reapertura del mercado, creando un desfase y riesgo de mismatch de liquidez: en circunstancias extremas, habría que retrasar o limitar los reembolsos, o recurrir a líneas de liquidez de emergencia, para cubrir ese lapso. Adicionalmente, el uso de contratos inteligentes introduce nuevas consideraciones: si están programados para activar automáticamente ciertas acciones ante caídas de valor o volumen de reembolsos, podrían amplificar movimientos de mercado durante un estrés, ejecutando ventas o bloqueos de forma automática en cascada.

La protección al inversor constituye otra prioridad. Las autoridades supervisoras han dejado claro que “misma actividad, mismo riesgo, mismas reglas”: un fondo monetario tokenizado debe cumplir las mismas normas que uno tradicional en cuanto a solvencia, liquidez de cartera, valoración y transparencia. En la Unión Europea, por ejemplo, las participaciones tokenizadas de un MMF están sujetas al Reglamento de Fondos del Mercado Monetario (MMFR) al igual que cualquier fondo monetario convencional, con requisitos prudenciales, límites de vencimiento y normas de gobierno diseñados para garantizar la liquidez y proteger a los partícipes.

De hecho, aunque se emitan en forma de tokens en una DLT, estos instrumentos se consideran legalmente instrumentos financieros, quedando fuera del ámbito de MiCA y dentro del marco regulatorio de los valores tradicionales. En EE. UU., los productos análogos operan bajo la supervisión de la SEC y están registrados como Money Market Fund gubernamental conforme a la regla 2a-7 de la Ley de Sociedades de Inversión de 1940, cumpliendo así con los mismos requisitos de calidad de activos, liquidez diaria y valoración a valor constante que se aplican a cualquier fondo del mercado monetario estadounidense. Esta equiparación normativa asegura que, pese al envoltorio tecnológico distinto, los inversores gocen de las mismas salvaguardas legales y operativas que tendrían en un fondo tradicional.

Finalmente, existen riesgos tecnológicos y operativos inherentes a la tokenización. La dispersión de las participaciones de un fondo en múltiples redes blockchain –con limitada interoperabilidad entre ellas– podría fragmentar la liquidez y complicar la gestión del fondo. La dependencia de proveedores tecnológicos (por ejemplo, plataformas blockchain privadas o custodios de claves) introduce posibles riesgos de fallo y riesgo de concentración. Además, los sistemas DLT y contratos inteligentes no son infalibles: han sido objetivo de ciberataques y hackeos en el mundo cripto, con robos cuantiosos. Un fallo técnico o de seguridad en la cadena de bloques podría afectar la operativa de un fondo tokenizado, generando costes imprevistos o incluso pérdidas si no se mitiga apropiadamente.

Garantías para el desarrollo de la tokenización de fondos

En respuesta a estos desafíos, los reguladores y organismos internacionales trabajan para adaptar el marco normativo. En la UE, además del citado piloto DLT, se evalúa caso por caso cómo aplicar la regulación financiera vigente a las nuevas formas tecnológicas, de modo que la innovación no deje gaps de supervisión. A nivel global, el FSB ha subrayado la necesidad de cerrar brechas de datos sobre la evolución de la tokenización y de coordinar la supervisión transfronteriza, intercambiando información entre jurisdicciones para abordar los riesgos emergentes de forma consistente entre los distintos países.

En definitiva, la tokenización de fondos monetarios ofrece una oportunidad de transformación para la gestión de activos y la banca privada –aportando eficiencia, nuevos productos y accesibilidad–, pero su desarrollo deberá venir acompañado de salvaguardas sólidas. Los actores financieros y reguladores tendrán que lograr un equilibrio entre aprovechar la innovación y garantizar que se mantienen la confianza, la estabilidad y la protección al inversor en este prometedor nuevo terreno financiero.