La protección de los derechos de propiedad industrial e intelectual, como marcas o patentes, ha sido siempre un pilar fundamental para la innovación y el desarrollo de las organizaciones. Lamentablemente, la proliferación de productos de imitación, réplicas y falsificaciones representa un desafío que fomenta la competencia desleal y promueve el fraude fiscal, al producirse su comercio y distribución en la economía sumergida.
Y aunque a menudo se piensa que afecta sobre todo a productos del sector textil, especialmente de marcas de lujo, también se produce con alimentos, juguetes, productos farmacéuticos o bienes industriales, como piezas de repuesto de automóviles, lo que entraña un riesgo para la seguridad y salud de las personas al no pasar los controles de calidad establecidos.
Con gran frecuencia, no se trata de infracciones aisladas, siendo actividades desarrolladas por grupos criminales organizados que cometen otros delitos, como la explotación laboral, e incluso infantil, la ciberdelincuencia, el blanqueo de capitales o la corrupción. Evitar tales situaciones o relacionarse con organizaciones que simultanean su producción legal con la destinada al mercado de las falsificaciones es un ámbito donde Compliance debe actuar.
Para ello, pueden ser de utilidad los diversos informes internacionales que aportan información sobre modalidades y mercados de riesgo, como, por ejemplo, los emitidos por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE por sus siglas en inglés) junto con el Observatorio Europeo de las Vulneraciones de los Derechos de Propiedad Intelectual. Este mismo mes de mayo han publicado el Mapa Global de tendencias en falsificaciones, que recoge una visión general de las características de este mercado y dimensiona su escala y magnitud, tanto a nivel global como europeo. Según este estudio, se estima que este mercado mueve alrededor de 467 billones de dólares, correspondiendo al 2,3% del comercio global, siendo la ropa, los zapatos y los accesorios de moda, como los bolsos, los productos más falsificados.
Otro documento interesante es el Informe sobre Falsificaciones peligrosas que analiza los datos obtenidos a nivel internacional sobre incautaciones aduaneras de productos falsificados, señalando que ha aumentado el comercio online de falsificaciones, representando las ventas online ya el 60% de las incautaciones mundiales. También indica que el principal mercado de origen de la mayoría de las incautaciones son Hong Kong y China.
El Observatorio Europeo sobre Infracciones a los Derechos de Propiedad Intelectual, en solitario, también publica regularmente informes sobre esta cuestión, que se pueden encontrar en su página web.
El Índice Global del Crimen Organizado, del que ya he hablado en anteriores posts, también dedica un amplio apartado al comercio de productos falsificados, señalando el desvío de ingresos que supone de las economías formales.
Por ello, desde el ámbito del Compliance es un área donde centrar también sus esfuerzos, especialmente para aquellas organizaciones que operan en mercados internacionales, realizan actividades de importación, exportación y transporte de mercancías y distribuyen o comercializan los productos más falsificados. Los procedimientos de diligencia debida se convierten pues en una herramienta indispensable para contrastar la legitimidad de la contraparte como fabricante o distribuidor legítimo de los productos.
En el quinto vídeo de esta serie sobre Compliance y criminalidad internacional, abordo algunos de estos informes y analizo su utilidad a efectos de gestionar los posibles riesgos de Compliance a los que se pueden enfrentar las organizaciones.
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