Implicaciones de la IA y posibles casos de uso en el área fiscal

Si a la abrumadora cantidad de información sobre Inteligencia Artificial (IA) que recibimos a diario se le añade el intento de vislumbrar la posible aplicación de la IA en áreas técnicas como el derecho fiscal, es decir, fuera de los posibles usos cotidianos en los que, de una u otra menara, todos nos sentimos capaces de “entrever el futuro”, el tema se complica. Porque, si bien todos somos capaces de vislumbrar el inmenso potencial que puede llegar a tener su uso, aún quedan muchos aspectos por aclarar y definir.

La IA llega al área fiscal

Lo que diferencia a la inteligencia artificial de otro programas informáticos tradicionales que conocemos es que la IA va más allá de la mera ejecución de un conjunto de órdenes para obtener un resultado y es capaz de aprender a realizar tareas mucho más complejas tratando de reproducir mecanismos propios del aprendizaje humano.

De esta manera podría decirse que, entre otros, existen dos aspectos claves:

  • el código que le permite simular las tareas humanas y que podría entenderse como el “corazón” de una IA (no es lo mismo OpenIA, que Bard, Dall-e 2, Q, etc.), y
  • el espectro de información en el que se base el modelo de IA, que vienen a ser las “experiencias” sobre las que construye su aprendizaje. De igual manera que no es lo mismo lo que aprende un niño que ha vivido toda su vida en la selva que lo que aprende uno que ha vivido en la ciudad, no es lo mismo una IA cuya fuente de información es todo el contenido existente en internet, que aquella limitada a cierta información previamente “filtrada”.

 Actualmente, la IA está presente en muchos ámbitos y su desarrollo no ha hecho más que comenzar. Quizás es más fácil comprender su uso en otros sectores como el de la sanidad, marketing o los videojuegos, pero es indudable que la misma llegará a todos los sectores y actividades del tejido empresarial, convirtiéndose en un auténtico catalizador del cambio que podría desembocar en una nueva revolución industrial.

Ciertamente puede ser algo más complicado “aterrizar” posibles casos de uso en un área como los impuestos, pero no cabe duda de que, tal y como destaca el informe elaborado por KPMG este 2023  KPMG Tax Reimagined The use of generative AI tools in the tax profession — After the initial hype —fear, foe or friend? el potencial de uso de la IA en el trabajo diario en el área de los impuestos es enorme (tanto para la Administración tributaria, que ya se encuentra trabajando ello, como para los profesionales del asesoramiento fiscal, en ambos casos con impacto directo en los contribuyentes).

Casos de uso de la IA en el área fiscal

Aunque los usos pueden ser múltiples, podemos citar algunos ejemplos de posibles casos de uso iniciales en la función fiscal:

  • La revisión, clasificación y sistematización de la base de datos de conocimiento interna. Por ejemplo, con la finalidad de encontrar soluciones avanzadas que, partiendo de la adición del conocimiento colectivo, nos permita alejarnos de respuestas genéricas en lugar de “reinventar” una y otra vez la misma “rueda”.
  • Búsquedas avanzadas de doctrina y jurisprudencia en la que se relacionen conceptos, llegando incluso no solo a analizar y resumir la misma, sino a sacar conclusiones preliminares.
  • Análisis de la documentación para un determinado propósito como, por ejemplo, ante una inspección fiscal, donde la revisión de la información antes de su aportación es clave (aunque en muchos casos tediosa o de poco valor añadido hasta las conclusiones).
¿Sabes qué puede aportar la IA en la función fiscal?
  • Asistencia en la detección, revisión y edición de cláusulas contractuales con impacto fiscal.
  • En la gestión de consultas rutinarias atendidas por profesionales de la fiscalidad en las que se tarda un tiempo muy valioso en preparar por ejemplo un correo electrónico redactando una respuesta, validarla o comprobarla y enviarla. Muchas de estas consultas podrían gestionarse en una fracción de tiempo mediante el uso de IA (por ejemplo, como asistente virtual, o como un chatbot que interactúe con los clientes internos de los departamentos fiscales, respondiendo preguntas fiscales comunes, ofreciendo orientación y asesoramiento inicial).
  • Como una herramienta de automatización documental que complete automáticamente los detalles relevantes en función de las entradas del usuario y plantillas predefinidas, ahorrando tiempo y reduciendo errores.
  • Resúmenes de reuniones o información sobre un aspecto del negocio en el que se requiere el asesoramiento fiscal e, incluso, en presentaciones. En otras palabras, en aquellos aspectos iniciales donde se podría lograr una eficiencia mucho mayor con el uso de la IA.
  • Asistencia en la detección de posibles riesgos en función de diferentes parámetros. Teniendo en cuenta que la Administración tributaria ya está trabajando en el uso de la IA, resultará fundamental que los profesionales del área fiscal (y los contribuyentes) cuenten también con herramientas que les permitan defender sus derechos, atendiendo al tiempo la multitud de obligaciones fiscales con la seguridad o al menos el conocimiento de posibles riesgos. Si no “jugamos con las mismas reglas” llegara un momento (no muy lejano) en la que los contribuyentes no serán capaces de atender convenientemente (y de manera controlada) todas las obligaciones fiscales.
  • Integración con otras herramientas tecnológicas. Por ejemplo, si una herramienta de IA generativa se mejora o se combina con un sistema ERP, la oportunidad de lograr una auténtica transformación en áreas como el “tax compliance” estará un poco más cerca.

Seis áreas de la función fiscal que se beneficiarían del impacto en la IA

Volviendo al citado informe, todos estos posibles usos podrían dividirse en seis áreas principales de la función fiscal cuya interacción podría facilitar, entre otros, la gestión de los datos y del conocimiento asociado entre los diferentes tipos de impuestos:

  • Tax compliance: preparación de declaraciones fiscales para su presentación ante las autoridades fiscales.
  • Tax controversy: asistencia al contribuyente en atenciones a requerimientos, inspecciones fiscales y procesos administrativos y/o judiciales.
  • Tax advisory: asesoramiento, consultas o planificación de actividades.
  • Transactional activities: servicios fiscales relacionados con operaciones de reestructuración y reorganizaciones, como fusiones y adquisiciones.
  • Knowledge Management: permitiendo a las funciones fiscales recopilar, organizar, almacenar y compartir de forma más eficaz y sistemática información, conocimientos y recursos con impacto fiscal.
  • Business integration: ampliando las capacidades para trabajar con otras áreas impulsando la toma de decisiones estratégicas y la integración empresarial general en colaboración con otros departamentos.

El objetivo debe ser plantearnos el reto de cómo podemos utilizar la IA para habilitar, aumentar o mejorar los servicios. Se requerirá para ello profesionales capaces de crear, probar, controlar y supervisar estos procesos de IA con un profundo conocimiento del área fiscal. El reto será potenciar mutuamente las capacidades humanas y las de la tecnología, buscando el equilibrio y la excelencia entre ambos.

Resulta por ello fundamental tener en cuenta esta nueva tecnología en los proyectos de transformación de la función fiscal que se lleven a cabo, siendo de hecho uno de los aspectos en los que más hincapié están haciendo las empresas como demuestra el hecho de que, en España, un 70% de los CEO mantiene la inteligencia artificial como una prioridad de inversión.