CSRD: ¿Cómo transitar este nuevo paradigma?

Un antes y un después en la era del 'reporting'

La cuenta atrás ya ha comenzado, y el tiempo apremia para las casi 50.000 organizaciones (cerca de un 10% de ellas españolas) que trabajan a contrarreloj para adaptarse a los más de 1.100 requerimientos que trae consigo la nueva Directiva sobre Información Corporativa en materia de Sostenibilidad (CSRD, por sus siglas en inglés). Prepararse para esta nueva realidad no solo será crucial para las miles de empresas a las que va dirigida, sino que también afectará de manera indirecta al resto del tejido empresarial europeo, que necesita acelerar la transformación sostenible de su negocio y responder a las crecientes demandas de los grupos de interés.

Frente a los múltiples requerimientos que componen la CSRD, las organizaciones necesitan diseñar y desarrollar con prontitud nuevos métodos y sistemas de recopilación y presentación de la información sostenible. Y es que uno de los principales objetivos que persigue esta directiva es impulsar la transparencia, homogeneidad y calidad de la información corporativa, estableciendo así nuevas normas de ‘reporting’ comunes entre los distintos países europeos. Todo ello unido a la reciente publicación de los dos primeros IFRS® Sustainability Disclosure Standards del ISSB, constituyen un marco común que facilitará un reporte de la información sostenible más conectado y homogéneo respecto de la información de los estados financieros.

La Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa, que entró en vigor el pasado mes de enero de 2023 y resultará de aplicación en algunas compañías en los informes publicados en 2025, constituye una de las piedras angulares del Pacto Verde Europeo y forma parte de la estrategia europea en materia de finanzas sostenibles (Sustainable Finance Package). Esta nueva normativa modifica distintos aspectos de la Directiva sobre información no financiera (NFRD, por sus siglas en inglés) aprobada en el año 2014.

En este sentido, la CSRD introduce una serie de requisitos más rigurosos para la elaboración de informes de sostenibilidad con el objetivo de reforzar la transparencia de la información y la rendición de cuentas, así como impulsar la uniformidad entre las distintas normas nacionales y facilitar la transición de las organizaciones hacia una economía más sostenible.

Entre las principales novedades que incluye, la nueva directiva implica que las divulgaciones de la información se extiendan a toda la cadena de valor de las organizaciones. Estas deberán informar sobre detalles específicos en torno a su modelo de negocio, las políticas y la estrategia corporativa en materia de sostenibilidad, así como los objetivos establecidos y el modo de gestión de los principales riesgos y oportunidades ESG.

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¿Cuáles son los plazos y qué empresas deben reportar?

De acuerdo con los requisitos que establece la nueva normativa, la fecha en la que se deberá reportar la información vendrá determinada por la tipología de las propias organizaciones. Pese a que serán los Estados los que deberán trasponer la directiva en sus respectivos ordenamientos jurídicos, se establecen una serie de fases que serán de obligado cumplimiento en función de esta tipología. De hecho, las primeras en hacerlo serán las sociedades cotizadas, que deberán publicar sus informes en 2025 sobre el ejercicio correspondiente a 2024.

Tal y como subraya Bernardo Ruecker, socio de Auditoría y responsable de Accounting Advisory Services de KPMG en España, tanto las entidades que primeramente deberán reportar la información con datos de 2024 como aquellas que deberán hacerlo posteriormente, con datos de 2027, cuentan con plazos ajustados. Sobre todo, si se tiene en cuenta la gran cantidad de información requerida y el mayor grado de alcance que establecen estos nuevos requerimientos.

Por ende, pese a que la CSRD no será efectiva para el primer grupo de empresas hasta 2024 (primeros informes a publicar en 2025), se recomienda encarecidamente que las compañías comiencen de manera temprana a diseñar y establecer un sólido mecanismo interno en torno a la información ESG.

Esta nueva directiva europea repercutirá, sin duda, en el nivel de transparencia de la información corporativa que trasladan las empresas en sus informes. Y cuanto mayor sea la claridad, calidad y transparencia del 'reporting', mayor será la oportunidad de atraer inversión y financiación por parte de las organizaciones
Bernardo Ruecker Socio de Auditoría y responsable de Accounting Advisory Services de KPMG en España
La regulación aplicará a los primeros informes anuales que se publiquen a partir de las siguientes fechas:

1 de enero de 2024

Grandes entidades europeas, con más de 500 empleados y sujetas a la actual directiva europea NFRD. (Entregarán sus informes en 2025)

1 de enero de 2025

Compañías de gran tamaño no sujetas a la Directiva NFRD, con más de 250 empleados. (Entregarán sus informes en 2026)

1 de enero de 2026

Pymes cotizadas y otras empresas. (Entregarán sus informes en 2027)

1 de enero de 2028

Empresas con matrices no pertenecientes a la Unión Europea. (Entregarán sus primeros informes en 2029)

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NFRD vs CSRD ¿Qué diferencias implican para el 'reporting'?

La nueva directiva CSRD supone una modificación de la Directiva sobre divulgación de información no financiera (NFRD). Esta modificación trata de subsanar algunas deficiencias detectadas en el reporte de la información no financiera y, por consiguiente, ampliar significativamente el ámbito de aplicación de la NFRD. La propia nomenclatura ya da una primera pista sobre la importancia de esta información, que deja de llamarse “no financiera” para alcanzar una mayor relevancia, y simplemente referirse a materias de sostenibilidad que por supuesto pueden tener un impacto financiero. Entonces, ¿cuáles son las principales diferencias en materia de reporte?

A primera vista, no hay duda de que la complejidad y rigurosidad en los requerimientos que establece la CSRD aumenta considerablemente respecto a la NFRD. El volumen de información a reportar es mayor, al igual que el grado de especificidad en temas como aspectos sociales o comunidades afectadas, entre otros.

Asimismo, la CSRD aplica un doble proceso de materialidad con el objetivo de identificar tanto los riesgos y oportunidades ESG del negocio como el impacto que tienen las organizaciones en la sociedad y el planeta (doble materialidad). Por otro lado, se establece inicialmente un nivel de aseguramiento limitado sobre la información reportada, un aspecto que no se exigía anteriormente en el caso de la NFRD.

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Hoja de ruta hacia el cumplimiento de la CSRD

En su camino hacia el cumplimiento de esta nueva directiva, las empresas necesitan realizar un profundo replanteamiento respecto a cómo venían desarrollando sus negocios hasta el momento. Los expertos recomiendan que, más allá de limitarse al propio cumplimiento de la CSRD, las organizaciones deben entender este desafío como una palanca para impulsar la transición sostenible de su negocio y aprovechar las oportunidades que surjan durante este proceso de adaptación.

Como apunta el socio responsable de Sostenibilidad y Buen Gobierno de KPMG en España, Ramón Pueyo, la CSRD insta a las organizaciones a hacer un análisis mucho más detallado del impacto que tiene su actividad en el mercado. Así, deberán ofrecer un análisis más robusto de esta información, para así equipararla y reducir la brecha respecto al grado de sofisticación de la información financiera.

El desafío para las compañías se encuentra en que sus esfuerzos de adaptación sirvan, a su vez, para capturar y adelantarse a las oportunidades que ya está ofreciendo el mercado de empleo, el mercado de capitales y el mercado de bienes y servicios
Ramón Pueyo Socio responsable de Sostenibilidad y Buen Gobierno de KPMG en España
¿Cómo integrar los requisitos CSRD?

Constituir una cultura interna

Mejorar la comprensión interna del negocio y el entendimiento de los requisitos en materia ESG

Evaluar el impacto

Analizar y determinar el punto de partida de la empresa, objetivos, métricas y desempeño sostenible de la compañía

Valorar el grado de madurez

Establecer y evaluar el grado de madurez en torno a los controles, políticas y gestión que deberán implantarse de manera integrada y transversal en el negocio

Implementación y desarrollo

Apoyar e impulsar acciones y comportamientos alineados con los objetivos estratégicos ESG y, en caso necesario, buscar asesoramiento externo para abordar procedimientos y requerimientos concretos

1. Interiorizar los requerimientos e implicaciones

Mientras que la divulgación de la información financiera cuenta con una trayectoria consolidada a lo largo de los años, el reporte de la información sostenible lleva ocupando a las empresas tan solo un par de décadas. En este sentido, las corporaciones tienen ante sí un desafío mayúsculo para tratar de homogeneizar el ‘reporting’ de ambas informaciones, la información financiera y la información no financiera.

El punto de partida pasa por comprender en profundidad los requisitos que demanda esta nueva directiva y cómo la legislación actual y futura afectará al ‘reporting’. “Esto permitirá comprobar en qué punto se encuentran las propias organizaciones en materia de ESG y discernir qué políticas, objetivos, procesos y controles necesitan establecer sobre aquellas áreas en las que la directiva está poniendo el acento”, detalla Ramón Pueyo.

2. Evaluar el impacto de la nueva directiva

Una vez que las empresas conocen con exactitud el tipo de información que deben presentar, necesitan determinar su estado y disponibilidad, así como las fuentes y controles a los que van a someter la información. En relación con estos controles, cabe destacar que las herramientas informáticas tendrán un papel determinante, pues no solo ayudarán a llevar a cabo estas prácticas, sino también a la generación de una información más fiable y eficiente en el largo plazo.

“Las organizaciones necesitan determinar el sistema de información con el que desean trabajar, cuál será el alcance de la información que gestionarán a través del sistema de información y, en caso de que exista información de terceras partes o proveedores, decidir qué controles se establecerán al respecto”, apostilla Bernardo Ruecker.

¿Necesitas ayuda para transitar esta nueva realidad?

3. Valorar el grado de madurez de la empresa

La CSRD concede a las empresas la oportunidad de valorar el nivel de madurez y robustez en relación con los procesos de Taxonomía, control medioambiental, modelos de datos, políticas de cumplimiento, roles y capacidades. Sobre este último punto, la directiva europea pone especial énfasis en el rol del Consejo de Administración: indispensable para impulsar el desempeño sostenible de las organizaciones.

“Se espera que el Consejo de Administración determine el proceso de supervisión de riesgos en torno a la sostenibilidad, así como que incluya tareas relacionadas dentro de la agenda de trabajo del organismo y delimite cuáles serán los aspectos clave en torno a la supervisión de riesgos”, especifica Ramón Pueyo. Y es que, tal y como se desprende de los requerimientos en la propia directiva, se refuerza el papel del Consejo en torno a las cuestiones sostenibles y se describe de manera más específica la labor que debe desempeñar en lo que se refiere a las tareas de supervisión.

4. Implementación y desarrollo de la metodología

El proceso de adaptación que experimentarán las empresas requerirá de una profunda transformación en la gestión de procesos e implantación de nuevas metodologías internas. Adicionalmente, en diversos casos, será necesario recurrir a la ayuda externa para materializar con éxito esta transición.

A este respecto, será esencial diseñar un plan de ‘reporting’ que contemple la totalidad de los requerimientos de esta nueva normativa. Todo ello a partir del desarrollo de un modelo operativo y de la definición de KPIs concretos para realizar un adecuado seguimiento. Por otro lado, resulta conveniente que las organizaciones impulsen el aprendizaje y la formación interna de sus profesionales en torno a las cuestiones ESG para asegurar que las organizaciones evolucionan de manera alineada a estos principios.

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Cuestiones clave de la CSRD

En cuanto a los aspectos decisivos que las empresas deben tener en cuenta en su proceso de adaptación a esta nueva directiva, destacan:

Verificación de la información: ¿limitada o razonable?

La directiva introduce la obligación de un aseguramiento limitado, que deberá ser realizado por un tercero independiente, y que verificará que la información reportada se ajuste a las normas establecidas por la Unión Europea. En palabras de Bernardo Ruecker: “esta es una de las cuestiones más significativas que introduce la CSRD, que inicialmente establece un aseguramiento con un alcance limitado y que, progresivamente, prevé evolucionar hacia un aseguramiento razonable a partir de 2027”.

Esta evolución hacia un aseguramiento razonable, sin duda, más exigente, tendrá importantes implicaciones en la calidad de la información, al tiempo que necesitará contar con una sólida transposición de la normativa en los distintos países europeos, lo que permitirá a las empresas informar sobre su actividad en materia de ESG y, por ende, permitir que los auditores puedan contrastar la información bajos unos estándares comunes.

Nexo común entre la información sostenible y la figura del CFO

“Se observa cada vez más una mayor involucración entre el departamento financiero y la figura del CFO (Chief Financial Officer) en todo lo relativo a la información no financiera”, subraya Bernardo Ruecker, quien destaca la necesidad de “contar con una muy buena coordinación entre el departamento de sostenibilidad y el área financiera de la compañía”.

No hay duda de que los requerimientos que define la CSRD plantean la necesidad de impulsar un mayor entendimiento entre las cuestiones ESG y la dirección financiera de las organizaciones. Esto permitirá realizar un reporte de la información sostenible más alineado con la información financiera en su camino hacia la generación de un ‘lenguaje común’ para el ‘reporting’.

 

La CSRD planta cara al greenwashing

La Unión Europea estima que más del 53% de afirmaciones y etiquetas de productos medioambientales analizadas en su estudio son vagas, engañosas o infundadas, y el 40% carecen de fundamento. El greenwashing, o también llamado ‘ecoimpostura’, se conoce como la práctica que realizan algunas empresas para tratar de ser percibidas como entidades respetuosas con el medioambiente, sin realmente serlo. Sobre este punto, la CSRD se prevé clave para atajar tal problemática, pues sentará las bases para establecer normas comunes de información sostenible que arrojará una mayor claridad y garantía de la información para los distintos grupos de interés.

“Claramente la CSRD dificulta el oportunismo empresarial en materia de sostenibilidad”, destaca Ramón Pueyo, pues además “anima a las compañías a dar respuesta al creciente porcentaje de consumidores que están dispuestos a pagar más o a acercarse más a aquellas compañías que son más sostenibles o que lo hacen mejor en determinados ámbitos ESG”.

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Hacia una mirada sectorial, ¿cuáles están más preparados?

Sin duda los nuevos requerimientos en torno a la información sostenible supondrán un cambio radical en cuanto al volumen y especificidad de la información. No obstante, este aspecto estará especialmente condicionado por la actividad económica que realice cada empresa, ya que se establecen una serie de indicadores adicionales adaptados a cada sector, que deberán considerar las empresas a la hora de evaluar los impactos, riesgos y oportunidades en materia de ESG.

En línea con los resultados del reciente estudio realizado por KPMG, que analiza a más de 200 empresas de cada sector y su grado de preparación a la CSRD, se demuestra que existen unos sectores significativamente más preparados que otros. En particular, el sector de Telecomunicaciones se encuentra entre aquellos que demuestran un mejor desempeño, entre otros.

La industria de las Telecomunicaciones denota estar reaccionando con prontitud a los requerimientos y necesidades en torno a la CSRD. En este sentido, como aclara el socio responsable del sector de Telecomunicaciones de KPMG en España, Javier Arenzana, “(las empresas del sector) llevan desde hace tiempo autoexigiéndose unos ambiciosos objetivos de cumplimiento en torno al avance de indicadores ESG, y los han venido reportando de manera muy detallada y con un nivel de transparencia y compromiso muy elevado”.

La industria lleva canalizando con anterioridad multitud de acciones a este respecto, tales como la reutilización de equipos de red o la recuperación de teléfonos móviles para concederles una segunda vida. Se trata de acciones que contribuyen de manera positiva al impacto de la economía circular y a la emisión de cero residuos, entre otros indicadores.

Además de exigir un mayor grado de concreción y volumen de información, la CSRD implica realizar un cambio de visión en la manera en la que las organizaciones abordan el análisis de las cuestiones ESG. Y, aunque una parte significativa del sector ya ha avanzado sobre estas cuestiones, especialmente las empresas de mayor tamaño, estas tendrán que afinar su nivel de concreción y determinar una sistemática de ‘reporting’ más rigurosa y específica.

“Pese a que las operadoras de telecomunicaciones han sido generalmente ambiciosas y se encuentran en un nivel avanzado respecto a otros sectores, estas van a tener que hacer un análisis exhaustivo del gap de elementos que se introducen con la nueva directiva y que anteriormente no han sido considerados”

Javier Arenzana, socio responsable del sector de Telecomunicaciones de KPMG

Como apunta Ignacio Estirado, director de FS Consulting de KPMG en España: “las compañías del sector ya han comenzado con un diagnóstico para conocer su punto de partida y a dialogar con proveedores de datos, expertos en determinadas materias y otros stakeholders”. Todo ello con la finalidad de identificar el mejor modo de calcular y reportar la información, poniendo especial foco en que los repositorios de datos se encuentren correctamente organizados.

Aquellos datos relativos a las emisiones de sus productos, y cierta granularidad que pueden requerir los estándares sectoriales, serán probablemente cuestiones que supongan un desafío para las compañías de gestión de activos. “Estos retos serán mayores cuando tengan que estandarizar sus cálculos con otras compañías del grupo, y los criterios a seguir y premisas no siempre sean los mismos”, subraya Ignacio Estirado. Por último, el nivel de calidad de la información seguirá siendo un aspecto relevante sobre el que necesitarán poner especial atención. El control de la cadena de valor, la inclusión de cuestiones ESG en la inversión de forma más decisiva (como cuestiones relacionadas con la biodiversidad, contaminación o economía circular), el refuerzo de la comunicación con grupos de interés, y completar el marco de gobierno corporativo (desde políticas anticorrupción, prácticas de pago o procedimientos de influencia en el sector) serán algunas de las acciones a priorizar por las compañías de gestión de activos.

En este sentido, y como concluye Ignacio Estirado, “ser capaces de visibilizar los avances de la compañía bajo los criterios de la nueva directiva CSRD, les permitirá posicionarse, compararse con terceros, y poner en valor todo el trabajo realizado con anterioridad”.

“En la medida en que los clientes institucionales quieran confiar sus mandatos de inversión a gestoras que cuenten con prácticas de sostenibilidad diferenciales, contar con un ‘reporting’ riguroso será un requisito mínimo a cumplir”

Ignacio Estirado, director de FS Consulting de KPMG en España

 

Pese a que la banca y las aseguradoras en un principio puedan tener un impacto medioambiental más limitado que otras actividades económicas, en realidad, su impacto es relevante dado el número de las empresas a las que prestan financiación y con las que realizan operaciones. Para adaptarse a esta nueva directiva, las empresas del sector financiero y asegurador están evolucionando el ‘reporting’ financiero que venían implementando, centrando su atención en cuatro ámbitos principales: gobierno, estrategia, gestión de riesgos climáticos, métricas y KPIs.

Como aclara Pilar Galán,  socia responsable en el área legal del Sector Financiero de KPMG Abogados, la directiva introduce normas más estrictas en torno a las divulgaciones relacionadas con el clima, ampliando el alcance con información sobre emisiones de Alcance 3 y con la doble materialidad. Adicionalmente, las empresas deben analizar consideraciones sociales en toda su cadena de valor y prepararse para las auditorias que realicen terceros independientes. “Uno de los retos principales de esta nueva normativa versa precisamente sobre los datos, es decir, cómo garantizar su precisión y coherencia”, destaca Pilar Galán.

“La CSRD supone una oportunidad clave para las entidades financieras de contribuir al desarrollo sostenible, ya que la disponibilidad de datos facilitará la integración de los criterios ESG en la toma de decisiones de financiación e inversión”

Pilar Galán, socia responsable en el área legal del Sector Financiero de KPMG Abogados

 

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¿Cómo extraer el valor de esta nueva realidad?

La anticipación, planificación y claridad serán los elementos fundamentales para que las organizaciones puedan hacerse con una ventaja competitiva a lo largo de su proceso de adaptación. El tejido empresarial no solo se enfrenta al cumplimiento de una directiva significativamente más exigente, sino que deberá entender esta transición como una oportunidad clave sobre la que sentar las bases de su transformación sostenible.

Como recuerda Ramón Pueyo, la CSRD va a robustecer las prácticas de gestión de las empresas en toda Europa, dado que insta a las organizaciones a replantear su gestión hacia fórmulas más eficientes, mejorar su cadena de aprovisionamiento y evitar la utilización de determinados materiales con un impacto ambiental inadecuado, entre otras acciones. “Únicamente el hecho de que exista una directiva común en todo el territorio europeo ya repercute en una mayor eficiencia y comparabilidad de la información, así como una significativa mejora de todos los procesos en materia de ESG”, concluye Bernardo Ruecker.

¿Necesitas ayuda para abordar los desafíos en torno a la CSRD?