Los retos energéticos en la lucha contra el cambio climático

París fue testigo de un acuerdo llamado a cambiar la historia de la lucha contra el cambio climático. Casi 200 países firmaron en la celebración de la 21ª Conferencia de las Partes (COP-21) un pacto con el objetivo último de reducir las emisiones de CO2 y reducir el aumento de la temperatura global a 2ºC respecto a los niveles preindustriales. La COP-22 sirvió para tratar de aterrizar estas metas en medidas concretas tras la ratificación a nivel nacional que realizaron más de 140 países.

Pese a que el mundo parece decidido a luchar de manera conjunta contra el cambio climático, la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de abandonar el Acuerdo de París para renegociarlo ha hecho dudar de su futuro. Estados Unidos es el segundo país más contaminante del mundo, con el 18% de emisiones a nivel mundial, por detrás de China, por lo que su inclusión en el acuerdo se consideraba uno de los principales logros de la COP-21.

Pero la salida de Estados Unidos no tiene por qué suponer el fin de la lucha contra el cambio climático. Como apunta Alberto Martín, socio responsable de Energía y Recursos Naturales de KPMG en España, lo más probable es que el país continúe en su camino hacia una menor emisión de gases contaminantes, aunque el Gobierno Federal abandone el plan al que se había comprometido en el contexto de la COP-21.

“Estados Unidos está cambiando gran parte de su producción eléctrica del carbón al gas natural debido al bajo precio de este combustible en su mercado interior, así como desarrollando energías renovables a bajo coste gracias al avance tecnológico, por lo que avanza hacia la descarbonización pese a que su política medioambiental se modifique”, explica Alberto Martín. Además, los Estados cuentan con importantes competencias en materia de energía, y muchos de ellos como California ya se han comprometido a reducir sus emisiones y luchar contra el cambio climático.

“Que Estados Unidos abandone temporalmente el Acuerdo puede no ser algo dramático si la voluntad generalizada a nivel global es seguir adelante en la lucha contra el cambio climático”, subraya, haciendo hincapié en que Estados Unidos pasa a ser uno de los tres países que no apoya el acuerdo junto a Siria y Nicaragua.

El fuerte compromiso europeo

Tras conocer la decisión de Trump, la Unión Europea se mostró preparada para liderar el Acuerdo de París sin Estados Unidos. De hecho, los 28 cuentan con una serie de objetivos muy ambiciosos que se recogen en el Marco sobre clima y energía para 2030 y que se fundamentan en la reducción de al menos un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar un 27% la eficiencia energética y alcanzar una cuota del 27% de energías renovables.

En la misma línea se manifestó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que subrayó el compromiso de España con el Acuerdo de París. De hecho, el Ejecutivo ha comenzado a abordar el papel del país en la lucha contra el cambio climático y está trabajando en el desarrollo de una ley de cambio climático y transición energética.

Pero, ¿qué debe hacer España para alcanzar estos objetivos? La Agencia Internacional de la Energía (AIE) enfatiza en su publicación World Energy Outlook tres palancas clave que permitirán a los países cumplir el Acuerdo: conseguir una mayor eficiencia energética, reducir el empleo de carbón y aumentar el peso de las renovables en el mix energético.

Respecto a las renovables, Alberto Martín recuerda que “en España la buena noticia es que se ha retomado el desarrollo de esas energías con las últimas subastas”. Este año se subastarán 6.000 megavatios de energías renovables: 3.000 megavatios que se adjudicaron en mes de mayo y otros 3.000 que se adjudicarían antes de fin de año.

Respecto al uso del carbón, España dispone de dos tipos de centrales térmicas, las que usan carbón importado y las que queman carbón nacional, que tiene normalmente un mayor coste. La normativa europea obliga a hacer nuevas inversiones en desnitrificación en las centrales que quieran seguir operando más allá de 2020, por lo que es probable que gran parte de las centrales que consumen carbón nacional cierren para entonces.

Eficiencia energética, tarea pendiente para España

Sin embargo, una de las cuestiones pendientes de España es conseguir una mayor eficiencia energética. “La energía más barata es la que no se consume”, afirma Alberto Martín, que recuerda que “España dio un primer paso para adaptarse a la directiva europea pero todavía tiene espacio para ser más ambiciosa en materia de eficiencia energética”.

En este sentido, el socio responsable de Energía y Recursos Naturales de KPMG en España apunta a la creación de mecanismos de mercado que lleven a la consecución de estos objetivos, en línea con otros países europeos como Francia e Italia. “Implica poner en marcha mecanismos basados en certificados de eficiencia energética, con los que se obtiene un mejor resultado a un menor coste”, subraya.

En el camino hacia la consecución de sus objetivos, España debería disponer de una estrategia clara y ordenada, que abordase la aplicación de este tipo de mecanismos a las empresas energéticas, que en la actualidad “únicamente cuentan con la obligación de contribuir a un Fondo Nacional de Eficiencia Energética, en lugar de poder gestionar con sus clientes y con las empresas de servicios energéticos la mejor forma de optimizar su consumo de energía”, recuerda Alberto Martín.

“Para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, se deberán abordar los tres vectores –eficiencia energética, abandono del carbón y renovables. Para ello se debería conseguir que para 2040 el mundo emplease la misma energía que en la actualidad, pero con un PIB de más del doble, se redujeran un 90% las fuentes más contaminantes como el carbón y más de la mitad de la electricidad se produjese con energías renovables.” , concluye Alberto Martín.